Las patrullas del oficialismo comenzaron a hacer rondas en las ciudades y pueblos de Tucumán. A 43 días del 26 de octubre, el gobernador Osvaldo Jaldo se vistió de comisario para reducir el margen de contravenciones electorales dentro del peronismo.
La preocupación central de Jaldo pasa por aparecer en la noche de ese domingo dentro del podio de las victorias opositoras más resonantes. Lo planteó sin eufemismos en una reunión, a puertas cerradas, que mantuvo la cúpula oficialista con los 93 comisionados rurales, los 16 intendentes del PJ, los legisladores del bloque propio y los concejales de la capital. En el salón de la confitería La Rural del parque 9 de Julio, planteó que el tono de la charla, después del 26 de octubre, será otro según el resultado en cada una de las comarcas.
De manera sintética, El Comisario los arrinconó con una frase sugestiva: no hay excusa para no ganar la elección. Les dijo a los comisionados y a los intendentes que están mejor atendidos que en la gestión pasada, y pasó lista. Destacó que tienen los sueldos pagados e incluso con paritarias que se actualizan por la Provincia, que cuentan con apoyo político, con equipamiento para encarar obras y con un gobernador cuya gestión “tiene más de 60 puntos de aceptación”, según las encuestas que circulan.
A su lado lo escucharon, un tanto atónitos, las dos personas que condujeron el interior tucumano en los dos mandatos anteriores: el vicegobernador Miguel Acevedo y el presidente subrogante de la Cámara, Sergio Mansilla. Las comparaciones siempre resultan odiosas, pero mucho más en política.
Pero de nuevo en el discurso de Jaldo, hay extractos de la crudeza con la que se está desarrollando el proceso electoral. A los jefes territoriales les recordó que todos tienen militantes “contenidos” y que, antes de “pedir más”, deben sacar a trabajar a los que ya están dentro de la estructura porque ve “poca gente” en las calles.
“El que no gana la elección es porque no la quiere ganar; se los digo antes del 26, porque el 27 ya vamos hablar de otra manera si no les va bien”, habría cerrado Jaldo su exposición. El oriundo de Trancas fue claro: en esta elección no hay margen para las rencillas internas, porque es un mano a mano entre Javier Milei y Jaldo.
Ahora, ¿por qué se encendieron las sirenas del frente Tucumán Primero? Quizá haya que relacionar el tono de esa reunión con la visita del consultor político Hugo Haime a la provincia, un histórico en las asesorías electorales del PJ tucumano que tras la unidad justicialista regresó a los despachos del primer piso de la Casa de Gobierno.
El mandatario mantiene una vieja costumbre política: no difundir los números de las encuestas que encarga. Sin embargo, los datos que le trajeron pueden ser mirados de dos maneras: una optimista, y otra como advertencia.
Ya con candidatos instalados, la medición de Haime ubica a Jaldo en torno de un 50% de intención de voto. El caso de La Libertad Avanza es particular: cuando se pregunta por Milei, quienes votarían llegan al 30%; pero cuando se inquiere por Federico Pelli, quien encabeza la nómina violeta, la adhesión baja al 20%. Por eso, el promedio que trazan en la Casa de Gobierno ronda los 24/25 puntos.
Es decir, el oficialismo avizora un triunfo contundente porque además la secuencia de mediciones exhibe una caída de la performance libertaria. El otro análisis realizado tiene que con la puja en San Miguel de Tucumán, distrito en el que Milei venció sin atenuantes en 2023. El análisis oficial arrancó una sonrisa para Jaldo, porque las perspectivas son de un triunfo oficialista, pese a que la intendenta Rossana Chahla no integra la boleta.
Sin embargo, la preocupación es el factor Roberto Sánchez. En ese trabajo de Haime, el líder del frente Unidos por Tucumán asoma con un poquito menos de 17% de apoyo. Con esos guarismos, el diputado radical lograría quedarse con la cuarta banca que renueva Tucumán. Así, el reparto de escaños, por el sistema D’Hont, quedaría en 2 para Tucumán Primero, 1 para LLA y 1 para Unidos por Tucumán.
Este primer mapeo con listas en carrera muestra que Sánchez deberá dar una pelea brutal para no caerse hasta el domingo 26, porque el peronismo forjó la unidad para ir por tres bancas. La queja interpuesta por el radical ante la Cámara Electoral Nacional, para objetar la candidatura testimonial de Jaldo, es una de las acciones en ese sentido. Aunque el resultado -a juzgar por los antecedentes- puede derivar en un rechazo del planteo, en el sanchismo entienden que la campaña debe girar en torno a la confrontación con el jaldismo.
La pelea, cabeza a cabeza por el cuarto sillón, podría justificar la arenga casi en tono amenaza del gobernador a los intendentes y comisionados rurales: el patrullaje se intensificará para evitar que las travesuras pejotistas se multipliquen.
El gobernador tucumano cerró la semana con un incómodo e improvisado encuentro. Justo cuando la gestión libertaria anunció una tibia reconstrucción del diálogo con los mandatarios, Jaldo tuvo un aterrizaje teñido de violeta.
El jueves, Karina Milei y Martín Menem prometieron a sus fieles que van a ganar el 26 de octubre. En la noche del viernes, la inauguración de la Expo Rural de Tucumán sirvió de escenario neutral para una charla casual entre Jaldo y dos ministros de Javier Milei: Lisandro Catalán (Interior) y Federico Sturzenegger (Desregulación).
Hubo fotos, algunas chanzas y unos pocos minutos a solas entre los dos comprovincianos. ¿Habrá retrato de Jaldo y Catalán en la Casa Rosada? La sintonía fina entre ambos permanece inalterable, más allá de los fuegos artificiales de la campaña. Sin embargo, el “No” del tucumano, al menos hasta el 26 de octubre, se mantiene inalterable.