Espacio publicitario disponible

ANÁLISIS

El miedo a "volver atrás": cómo el anti kirchnerismo reorganiza el voto nacional

Cuando los extremos marcan el ritmo, las terceras vías se desvanecen y el “mal menor” se consolida como el verdadero partido nacional.

PorLuis Karamaneff
27 oct, 2025 04:36 p. m. Actualizado: 27 oct, 2025 06:17 p. m. AR
El miedo a "volver atrás": cómo el anti kirchnerismo reorganiza el voto nacional

Lo que parecía un ciclo agotado de polarización se reafirma como el eje ordenador de la identidad política argentina. Las elecciones bonaerenses de septiembre funcionaron como una gran interna nacional similar a las PASO de otro tiempo. Allí, la distancia de trece puntos a favor de Fuerza Patria alteró todos los cálculos previos. Y el resultado reactivó los reflejos del “mal menor” entre los sectores decepcionados de Milei — en gran medida votantes de esencia anti K— que ahora tuvieron incentivos para volver a las urnas. La amenaza de un regreso del kirchnerismo, con la natural liberación de CFK, volvió a disciplinar el voto antiperonista.


Algo similar había ocurrido entre las PASO y las generales de 2019, que, aunque no le sirvieron a Macri para ganar, le permitieron remontar y mantener unido a Juntos por el Cambio. La diferencia es que esta vez el peronismo fue incapaz de articular un mensaje creíble que lo proyecte más allá de su base. La idea de que, frente a un gobierno en recesión, bastaba con llegar unidos, “no hacer nada mientras Milei se equivoca” y apostar a candidatos sin atractivo terminó siendo una muestra de desconexión con el electorado.


Esa desconexión no es solo electoral, sino también narrativa. Si el fracaso del gobierno de Alberto Fernández no le permitió al peronismo hacer síntesis ni escribir nuevas canciones, repetir “La Patria es el otro” como un mantra suena hoy más a nostalgia que a horizonte. Y mucho menos alcanza cuando no puede articular una propuesta económica que defienda el valor de la moneda ni animarse a decir, con claridad, que en Venezuela hay una dictadura.


Todo eso puso en evidencia una falta de narrativa, candidatos e intenciones de mostrarse como una alternativa nacional. Intendentes y gobernadores construyen y galvanizan sus territorios pero no hacen una “Fuerza Patria”. Sino, siempre le queda el espejo de la UCR, que desde su colapso en 2001 siguió la misma estrategia y hoy se enfrenta a un destino de extinción. Algo similar pasa con las “Provincias Unidas” que tampoco logran construir  una fuerza política nacional. La suma de gobernadores no construye identidad ni relato común.


Además, en la competencia electoral los extremos organizan el tablero y las terceras opciones tienden a diluirse. Donde las pasiones negativas dominan la escena, no hay espacio para terceras vías. En ese contexto, el mal menor vuelve a ser la brújula que organiza el sistema político y lo vuelve un país previsible en su incertidumbre.


El autor de esta nota de opinión es politólogo y doctor en Ciencia Política, investigador del Conicet y de la Unsam.

publicidad

Más de opinion

publicidad