En un movimiento que reconfigura el mapa ministerial del Gobierno tucumano, la Secretaría de Energía —hasta ahora dependiente del Ministerio de Obras Públicas, Infraestructura y Transporte, comandado por Marcelo Nazur— será absorbida por la cartera de Economía y Producción, encabezada por Daniel Abad. La medida, formalizada a través del Decreto Acuerdo N° 38/3, no solo centraliza funciones clave en un área ya empoderada por su rol en la gestión fiscal y productiva, sino que posiciona a Abad como un eje estratégico en el organigrama de Osvaldo Jaldo, ampliando sus responsabilidades hacia el control y la ejecución de políticas energéticas que impactan directamente en el desarrollo económico de la provincia.
El flamante marco operativo de la Secretaría de Estado de Energía queda detallado en el decreto, que establece su denominación y dependencia jerárquica de manera precisa. Esta dependencia no es meramente administrativa: representa un traspaso de competencias que empodera a Abad, quien ya lidera la formulación de políticas fiscales y la promoción de la radicación industrial en Tucumán, según lo estipulado en la Ley de Ministerios provinciales.
Competencias
La misión de la secretaría, delineada en el Artículo III, es clara y ambiciosa: "Entender en el desarrollo de la política energética de la Provincia, contribuyendo al desarrollo sostenible de la región y a la protección del medio ambiente". Este mandato subraya un enfoque integral, que va más allá de la provisión inmediata de servicios para abarcar la preservación ecológica y el crecimiento armónico, alineándose con las prioridades de un Gobierno que, en palabras del propio Jaldo, busca "garantizar calidad y cantidad en la energía" como pilar del bienestar tucumano.
Pero es en las funciones específicas donde el decreto despliega un catálogo detallado de responsabilidades que, al recaer en la cartera de Abad, multiplican su influencia en el tablero energético provincial. El Artículo IV enumera once atribuciones clave, citadas textualmente para resaltar su amplitud y profundidad técnica. Así, la secretaría deberá "1) Asistir al Ministro de Economía y Producción en los asuntos de su competencia, según lo establecido en la Ley de Ministerios". Esta primera función actúa como puente directo, convirtiendo a Abad en el principal receptor de informes y asesoramientos sobre un sector vital para la matriz productiva tucumana.
Otras competencias refuerzan este empoderamiento: "2) Estudiar y analizar el comportamiento de los mercados energéticos, tanto eléctricos como hidrocarburíferos, asesorando a la Superioridad en materia de energía, promoviendo políticas de eficiencia energética y energías renovables". Aquí, la secretaría —y por extensión, su ministro— se posiciona como analista estratégica de fluctuaciones que afectan desde los costos industriales hasta el bolsillo familiar, impulsando iniciativas verdes que podrían atraer inversiones federales en un momento de reconversión económica nacional.
El control operativo se profundiza en funciones como "asistir en el diseño, ejecución, seguimiento y control de la política provincial de hidrocarburos y otros combustibles, en coordinación con las demás áreas competentes". Estos dos últimos puntos cobran vital relevancia en el marco de la estrategia de renovación y sustentabilidad energética a través de los biocombustibles, con Tucumán en el eje de la escena a través de su producción de etanol para el corte del 6% en nafta, con una futura modificación en la Ley nacional de Biocombustibles y una tardía, hasta el momento, reglamentación de una normativa local en esta materia, tal como lo había prometido el propio Abad hacia fines de abril de este año.
No menos relevante es la participación en procesos licitatorios, detallada en la función 4: "Intervenir en la aprobación de los pliegos de bases y condiciones para llamados a concurso y/o licitaciones, como también en los procesos licitatorios o contrataciones directas vinculadas al área de su competencia". Este punto es un claro gancho de poder: al supervisar concursos y contrataciones, Abad gana control sobre millonarias asignaciones presupuestarias, asegurando transparencia y alineación con metas de eficiencia, en un ecosistema donde las obras energéticas representan una porción sustancial del gasto público y es uno de los caballitos de batalla de la gestión de Jaldo, a través de obras de trascendencia como la Doble terna El Bracho-Villa Quinteros.
El decreto también enfatiza la innovación y la proyección futura. Se insta a "promover la investigación y desarrollo de nuevas fuentes de energía, conforme a la política provincial en la materia", mientras que obliga a la Secretaría a "participar en la elaboración de las propuestas sectoriales y de la política provincial en materia de recursos renovables aplicables a la producción de energía eléctrica, así como en el control de su ejecución". Estas directivas posicionan a la secretaría como motor de transición ecológica, con Abad como artífice de políticas que podrían posicionar a Tucumán como referente en renovables.
Otras funciones amplían el alcance interinstitucional a través de la participación en los acuerdos de cooperación e integración, en los que la Provincia sea parte, en materia de su competencia, como así también articular con el Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán (ERSEPT) las actividades que correspondan. Otra de las funciones descriptas en el instrumento legal establece "colaborar en la elaboración de programas y proyectos de electrificación como también de expansión de los hidrocarburos, cuando correspondiere y en coordinación con el organismo correspondiente".
Visibilidad y control
Martín Viola, designado secretario de Energía el 19 de agosto pasado (foto superior), emergió como uno de los defensores más fervientes del modelo oficial. Ex funcionario de Rossana Chahla en la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Viola asumió el cargo con un compromiso explícito: "Asumo este desafío con la convicción de que el trabajo en equipo y el compromiso con nuestra provincia serán las claves para avanzar en un área tan estratégica para el desarrollo y el bienestar de los tucumanos". Desde entonces, su voz se hizo escuchar en el debate público, cruzando críticas opositoras y resaltando obras como la inauguración de nuevas líneas de alta tensión, todo en sintonía con la campaña por diputados nacionales.
El empoderamiento de Abad, sin embargo, trasciende lo técnico: en un análisis del organigrama jaldista, esta movida revela una estrategia de concentración de poder en Economía, cartera que ya maneja la coparticipación federal —donde Abad fue electo vicepresidente de la Comisión Federal de Impuestos— y la promoción industrial. "El futuro de Tucumán está en la agroindustria, en el comercio y en los servicios", suele reiterar Abad y ahora, con Energía bajo su ala, esa visión se expande a un control mayor e integrador que podría inyectar dinamismo a un sector paralizado por la crisis nacional.