
Tucumán se destaca como motor clave en la producción de bioetanol en Argentina, contribuyendo con el 60% del total nacional y alcanzando un avance del 99% en la zafra 2025, según datos del Instituto de Promoción de Azúcar y Alcohol de Tucumán (IPAAT). Este liderazgo refuerza su rol en la diversificación de la matriz energética y el fortalecimiento de las economías regionales.
La zafra actual, con un estimado de 17.600.000 toneladas de caña de azúcar según la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), procesó 17.338.161 toneladas de caña bruta, un 7% más que el año anterior. Seis ingenios continúan moliendo, y algunos extenderán sus actividades hasta principios de noviembre. La campaña, con 196 días de duración, produjo 1.279.855 toneladas de azúcar físico, incluyendo variedades como azúcar blanco común tipo A (798.506 toneladas), azúcar crudo (295.149 toneladas), azúcar orgánico (16.645 toneladas) y azúcar refinado (169.555 toneladas). En alcohol, se alcanzaron 293.895.832 litros, un 9% más que en 2024, con 162.240.409 litros deshidratados para bioetanol (55% del total hidratado).

La industria sucroalcoholera de Tucumán, con 14 ingenios, 10 destilerías y siete plantas deshidratadoras, transforma jugo y melaza de caña en alcohol de alta calidad, tanto hidratado como anhidro, con aplicaciones en biocombustibles, farmacéuticos, cosméticos, licorería y productos de limpieza. Este sector, que creció un 28% en producción de alcohol respecto a 2023, impulsa el empleo, la inversión y el valor agregado en la región.
En el ámbito internacional, la región (Tucumán, Salta y Jujuy) exportó 335.573 toneladas de azúcar hasta septiembre de 2025, un 24% más que en 2024 (278.599 toneladas), sumando 56.974 toneladas adicionales. Este crecimiento refleja la competitividad del sector en el mercado global. El cultivo de caña de azúcar en Tucumán experimentó una expansión sostenida, pasando de 225.000 hectáreas en 2010 a 301.770 hectáreas en 2025, un aumento del 34%. Este crecimiento responde a la demanda de bioetanol, mejoras tecnológicas y la reconversión de tierras agrícolas. La infraestructura agroindustrial y la articulación público-privada consolidaron a Tucumán como un modelo de desarrollo sostenible, liderando la transición energética y proyectándose como un pilar del progreso agroindustrial del país.