En el corazón del norte argentino, los biocombustibles están marcando un nuevo rumbo para la matriz energética del país, con Tucumán como protagonista. La empresaria Catalina Rocchia Ferro, Directora Ejecutiva de la Compañía Azucarera Los Balcanes, destacó el impacto de esta industria: “Desde 2006 el país comenzó a incorporar los biocombustibles dentro de las naftas, con un 6% de alcohol de caña y un 6% de maíz”. Sin embargo, señaló, en una entrevista con el portal Infobae, que la fórmula polinómica destinada a actualizar los precios nunca se aplicó como se esperaba, generando incertidumbre en el sector.
Rocchia Ferro, cuya infancia transcurrió entre los cañaverales tucumanos y hoy cuenta con un máster en Finanzas por San Gall, Suiza, subrayó la necesidad de estabilidad para el crecimiento del sector: “No se puede pasar de un sistema regulado a uno totalmente libre de un día para otro”. La industria de los biocombustibles no solo produce energía limpia, sino que también genera más de 50 mil empleos en el norte, además de subproductos como energía eléctrica, papel, bagazo y alimento para ganado. “Muchas veces se habla de Vaca Muerta, pero la verdadera vaca viva está en el norte argentino, con toda la cadena de los biocombustibles y lo que generan”, afirmó.
Un proyecto de ley impulsado por la Liga Bioenergética, que reúne a provincias como Tucumán, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Misiones, Salta y Santa Fe, busca transformar el sector. La iniciativa, que ya tiene estado parlamentario en el Congreso y puede obtener dictamen este miércoles en el Senado de la Nación, propone elevar el corte de bioetanol en naftas del 12% (6% de caña y 6% de maíz) al 15% y establecer un sistema de precios más transparente mediante licitaciones entre privados. Además, contempla un aumento progresivo en los cortes de biodiesel y bioetanol, así como la apertura de inversiones en transporte aéreo, marítimo y fluvial.
El objetivo del proyecto es claro: fortalecer la producción de biocombustibles, diversificar la matriz energética y promover el desarrollo federal. Rocchia Ferro explicó que esta iniciativa permite “agregar valor a la producción de caña de azúcar, al maíz o a la soja, y reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados”, lo que genera un ahorro de divisas y fortalece cadenas de valor con un impacto económico y social significativo. “La sustentabilidad energética del país depende de seguir invirtiendo en los ingenios y en toda la cadena de valor”, aseguró.
Con un enfoque en la sostenibilidad y el desarrollo regional, el proyecto de la Liga Bioenergética busca reemplazar los cupos y precios fijados por el Estado por un esquema más competitivo y transparente. Esta transición, según Rocchia Ferro, es clave para consolidar al norte argentino como un pilar de la transición energética del país, impulsando empleo, innovación y un futuro más sustentable.