El ingenio Santa Bárbara, ubicado en el departamento Río Chico, cesó su molienda debido a graves fallas técnicas y operativas, dejando en vilo su participación en la zafra 2025. La fábrica, que inició sus actividades el pasado 19 de mayo a las 4:00 de la mañana convirtiéndose en el noveno ingenio de la provincia en sumarse a la campaña, dejó de procesar caña tras 123 días de operación, con expectativas de reanudación aunque limitadas.
Fuentes del Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán (IPAAT) informaron a Tendencia de Noticias que, de retomar la producción, no superarían los 10 días de actividad en esta campaña, un escenario que subraya la fragilidad de sus operaciones. Conocido como uno de los ingenios con los menores valores de molienda y productividad en la región, el Santa Bárbara padece un deterioro evidente en su maquinaria, marcado por la falta crónica de mantenimiento, un factor que agrava su situación y pone en duda su viabilidad a largo plazo. Desde el sector sucroalcoholero se aventuran pronósticos sombríos, sugiriendo que este podría ser el último año en funciones del ingenio, propiedad de Julio Colombres, cerrando un capítulo en la historia azucarera tucumana.
El mal estado de la caldera y los trapiches, piezas fundamentales del proceso industrial, fue el detonante de esta interrupción, que, según lo señalado desde la firma, se trata de una "parada programada". La caldera, alimentada con bagazo, y los trapiches, sometidos a un desgaste intensivo, reflejan años de negligencia en su mantenimiento, exponiendo una infraestructura obsoleta que requiere inversiones urgentes para su modernización. Esta situación no solo compromete los objetivos productivos del Santa Bárbara, sino que también podría generar un efecto dominó en la cadena de suministro regional.
Desde su arranque, el ingenio procesó un total de 761.301 toneladas de caña bruta, un volumen que refleja cuatro meses de trabajo ininterrumpido hasta que los problemas técnicos forzaron la paralización. En términos de producción, el Santa Bárbara logró fabricar 66.014,3 toneladas de azúcar físico, desglosadas en 51.893 toneladas de azúcar blanco común tipo A y 12.772 toneladas de azúcar crudo, cifras que evidencian un desempeño inferior en comparación a las otras fábricas radicadas en la Provincia. Paralelamente, la destilería del ingenio aportó 6.616.641 litros de alcohol hidratado, según los informes detallados elaborados por el IPAAT, que monitorea de cerca la evolución de la campaña.
La interrupción llega en un contexto donde la zafra tucumana, que comenzó el 10 de abril con el ingenio La Florida (propiedad de la Compañía Azucarera Los Balcanes), mantiene su ritmo con 16 ingenios en actividad a lo largo de la provincia y regiones vecinas como Salta y Jujuy. Hasta la fecha, la molienda total en Tucumán supera las 14,7 millones de toneladas de caña bruta, con una producción acumulada de azúcar y alcohol que sostiene la relevancia del sector como pilar económico. No obstante, la salida del Santa Bárbara podría acentuar la presión sobre los restantes ingenios para compensar la pérdida de capacidad, especialmente en un año marcado por expectativas de aumento en la demanda de bioetanol y azúcares para exportación.
Lo que vendrá...
Las implicancias de esta situación trascienden los números. La zafra, que históricamente fue un motor de empleo y desarrollo en el interior tucumano, enfrenta ahora el desafío de garantizar la estabilidad laboral de cientos de trabajadores directos e indirectos vinculados al Santa Bárbara. Además, la interrupción podría afectar los compromisos de suministro de bioetanol, un componente esencial en la mezcla con combustibles fósiles, cuya producción es impulsada por políticas nacionales que buscan diversificar la matriz energética.
A medida que los técnicos del ingenio trabajan para diagnosticar y reparar los daños, la mirada de los actores del sector —desde productores cañeros hasta autoridades provinciales— se centra en las lecciones que esta crisis puede dejar. La modernización de la infraestructura, la inversión en mantenimiento preventivo y la diversificación de las fuentes energéticas emergen como temas ineludibles en un contexto donde la sostenibilidad y la competitividad son prioridades. Mientras tanto, la zafra tucumana sigue su curso, pero con la sombra de esta interrupción recordando que, detrás de las toneladas de caña y los litros de alcohol, late una industria que debe adaptarse para sobrevivir.