En un hecho que conmocionó al sector agroindustrial, Pablo Lucci, destacado empresario y accionista mayoritario del grupo Citrusvil, perdió la vida este sábado a los 59 años tras sufrir un paro cardíaco. Según fuentes cercanas, Lucci experimentó un malestar repentino y fue trasladado de urgencia a una clínica privada en el corazón de San Miguel de Tucumán, donde no pudo ser reanimado.
Hijo de Vicente Lucci, un inmigrante italiano que forjó su camino en la construcción antes de incursionar en la citricultura en los años setenta, Pablo representaba la segunda generación de una familia que marcó un hito en la producción de limones en Argentina. Junto a su hermano Daniel, asumió las riendas del grupo familiar, consolidando a Citrusvil como una de las principales exportadoras mundiales de cítricos, con operaciones extendidas en provincias como Tucumán, Salta, Catamarca y Santiago del Estero. El grupo también diversificó sus actividades a través de empresas como Viluco, Engordar, Nueces de Catamarca y El Pucará, integrando todas las etapas del proceso productivo, desde el cultivo hasta la comercialización global.
El deceso de Lucci deja un vacío profundo en el ámbito agroindustrial del norte argentino, donde era admirado no solo por su visión estratégica, sino también por su discreción y dedicación al progreso económico de la región. Su integridad y enfoque innovador lo convirtieron en un referente para colegas, empleados y seres queridos. El legado de Pablo Lucci perdura en el grupo que ayudó a fortalecer, una de las estructuras empresariales más sólidas de Tucumán, y en el impacto de su compromiso con el desarrollo sostenible de la industria citrícola. Sus restos fueron velados en el Parque de la Paz.