En un movimiento que busca proyectar unidad en el peronismo tucumano y garantizar la estabilidad financiera de la “Ciudad del Limón”, la Municipalidad de Tafí Viejo formalizó su reingreso al Acuerdo Fiscal con la Provincia de Tucumán, tras haber abandonado este mecanismo en el primer semestre del año. La decisión, plasmada en el Decreto N° 2496/3, publicado en el Boletín Oficial, señala como principal justificativo las “difíciles circunstancias económicas y financieras por las que atraviesa nuestro país”, una narrativa que, en un análisis crítico, parece encubrir las tensiones políticas que marcaron la salida inicial del acuerdo y que hoy, con el retorno, evidencian un esfuerzo por recomponer la cohesión interna del justicialismo provincial. Este giro estratégico, que reconcilió al gobernador Osvaldo Jaldo con el legislador Javier Noguera, esposo de la intendenta Alejandra Rodríguez, asegura el pago de los haberes municipales mediante la cesión de fondos de coparticipación federal, mientras se resuelven disputas financieras cruzadas entre ambas administraciones.
El Decreto firmado por el ministro de Gobierno y Justicia, Regino Amado, formaliza el reingreso de Tafí Viejo al Acuerdo Fiscal para el período de septiembre a diciembre de 2025, argumentando que “las difíciles circunstancias económicas y financieras por las que atraviesa nuestro país, repercuten en el erario provincial, como así también en los de las Municipalidades, resultando pertinente el accionar conjunto del Estado Provincial y los Municipios de la Provincia, a fin de aplicar las medidas fiscales conducentes a asegurar el cumplimiento de los compromisos salariales”. Esta alusión a la situación económica nacional, liderada por el gobierno de Javier Milei, aparece como una maniobra discursiva para desviar la atención de las profundas discrepancias políticas que, a principios de 2025, llevaron a la "Ciudad del Limón" a romper el pacto fiscal, un hecho que sacudió la interna peronista y marcó un quiebre entre el jaldismo, dialoguista con el oficialismo nacional por ese entonces, y el sector kirchnerista encabezado por Noguera, cercano a Cristina Fernández de Kirchner y Juan Manzur.
La salida de Tafí Viejo del Acuerdo Fiscal en febrero pasado fue un movimiento de alto voltaje político. El municipio, al renunciar al mecanismo que delega la coparticipación federal a la Provincia a cambio del pago de salarios, buscó autonomía financiera, denunciando una distribución inequitativa de fondos que favorecía a otros distritos, como Banda del Río Salí, bajo la influencia del ministro del Interior, Darío Monteros. Sin embargo, la retórica de la crisis económica nacional, ahora esgrimida en el decreto, parece un intento de “patear bajo la alfombra” las hostilidades políticas de entonces, que enfrentaron al jaldismo con el ala más dura del kirchnerismo tucumano. La reconciliación, sellada con este acuerdo, refleja un pragmatismo político en un año electoral, donde la unidad del peronismo se vuelve imperativa para enfrentar los desafíos electorales y económicos.
Detalles
El Acuerdo Fiscal, respaldado por la Ley N° 8.829, establece que “el objeto es el otorgamiento de asistencias financieras reintegrables a fin de garantizar principalmente la cobertura de la planilla salarial mensual del personal municipal”. A diferencia de acuerdos previos, que también contemplaban la financiación de obras públicas, este instrumento subraya que los fondos se destinarán exclusivamente a los haberes de los empleados municipales, un punto crítico en un contexto de inflación y restricciones presupuestarias. Según la cláusula sexta del acuerdo, “el Municipio reintegrará el monto de la asistencia financiera a la Provincia mediante la afectación de la totalidad de los recursos que le correspondan en concepto de Coparticipación Federal -Ley N.º 6.316- y del Fondo de Desarrollo del Interior -Ley N.º 6.650-, sus modificatorias, complementarias y/o los regímenes que en el futuro las sustituyan, a fin de cubrir las deudas que mantenga con la Provincia”. Estas remesas, depositadas en el Fondo Fiduciario Municipal, no devengarán intereses, aliviando la carga financiera del municipio.
Vale recordar las deudas cruzadas expuestas por ambas administraciones que tensionaron sus relaciones. A principios de año, el Poder Ejecutivo reclamaba a Tafí Viejo un pasivo de aproximadamente $13.500 millones, mientras que el municipio contrademandaba $18.000 millones por servicios asumidos en áreas como salud, seguridad y educación, que corresponderían a la Provincia. La cláusula séptima del acuerdo establece que Tafí Viejo “ha conciliado con la Secretaría de Estado de Municipios y Comunas dependiente del Ministerio del Interior, los registros de deuda que mantiene con el Gobierno de la Provincia en base a los elementos aportados por la Contaduría General de la Provincia, y presta conformidad al saldo de la misma a la fecha de suscripción del presente Acuerdo”. Este compromiso incluye desistir de acciones legales y recursos administrativos contra la Provincia en un plazo de 45 días, un gesto que refuerza la distensión política.
El Acuerdo Fiscal impone condiciones a Tafí Viejo para acceder a las asistencias financieras. Entre ellas, el municipio debe “no tomar créditos con otros organismos nacionales o internacionales de carácter públicos o privados, ni efectuar ninguna operatoria similar, sin conocimiento y expresa autorización del Poder Ejecutivo Provincial” y “reducir en un 20% el gasto total, durante la vigencia del presente acuerdo”. Además, se prohíbe incrementar la planilla salarial sin el consentimiento del Ministerio del Interior y se exige optimizar la recaudación tributaria mediante convenios con la Dirección General de Rentas de la Provincia. Estas cláusulas reflejan un control estricto por parte del Ejecutivo provincial, lo que podría interpretarse como una concesión de Tafí Viejo para asegurar la estabilidad financiera a corto plazo.
Reconciliación política y pragmatismo electoral
El reingreso de Tafí Viejo al Acuerdo Fiscal no solo resuelve cuestiones financieras, sino que también marca un un nuevo paso en la recomposición del peronismo tucumano. Las diferencias entre Jaldo y Noguera, que a principios de 2025 se manifestaron en cruces públicos y estrategias electorales divergentes, se fueron limando en los últimos meses. La salida inicial de Tafí Viejo del pacto coincidió con el alineamiento de Noguera con el sector “antimileísta” de Unión por la Patria, liderado por figuras como Pablo y Gabriel Yedlin. Sin embargo, la necesidad de unidad en un contexto de crisis económica y ante las elecciones legislativas nacionales propiciaron un acercamiento entre el jaldismo y el kirchnerismo, al punto tal que tanto Jaldo (como candidato testimonial) y Noguera, forman parte de la nómina del frente Primero Tucumán que competirá en los comicios venideros.
El reingreso de Tafí Viejo al Acuerdo Fiscal es un capítulo más en la compleja relación entre la Provincia de Tucumán y sus municipios. Al culpar a la situación económica nacional por esta decisión, el discurso oficial busca despolitizar un movimiento que, en esencia, refleja un delicado equilibrio entre necesidades financieras y estrategias políticas. La reconciliación entre Jaldo y la dupla Noguera-Rodríguez, sellada con este acuerdo, no solo garantiza la cobertura de los haberes municipales, sino que también allanó el camino (por lo menos circunstancialmente) para la unidad peronista que será crucial en el turno electoral de octubre. En un contexto de incertidumbre económica, la “Ciudad del Limón” retorna al redil provincial, dejando atrás las hostilidades del pasado, pero con la mirada puesta en un futuro donde la autonomía municipal sigue siendo un desafío pendiente.