La caída ante San Lorenzo fue mucho más que una nueva derrota en el torneo Clausura: marcó un punto de quiebre dentro de Atlético Tucumán. El malestar que venía gestándose en silencio dentro del plantel profesional terminó de estallar con un comunicado conjunto publicado en redes sociales, donde los jugadores expusieron públicamente su desencanto con la conducción del club.
El texto, firmado por todo el grupo, comienza con una autocrítica: reconocen que demoraron demasiado en hacer público el conflicto por haber confiado en que la dirigencia iba a atender sus reclamos. Sin embargo, remarcan que la situación llegó a un límite. “No es una cuestión económica”, aclaran, desmintiendo las versiones que circularon desde la cúpula directiva. Según los futbolistas, el problema pasa por “una acumulación de situaciones” que afectan el funcionamiento cotidiano y el crecimiento institucional.
En su mensaje, el plantel manifestó su preocupación por las condiciones de trabajo dentro del club y por el trato hacia los empleados que, aseguran, “sostienen la actividad con esfuerzo y compromiso”. También cuestionaron la falta de acompañamiento por parte de los dirigentes, señalando que solo se hacen presentes “cuando se enfrentan a los equipos grandes”.
Por último, los jugadores explicaron que la decisión de no concentrar antes del partido fue “la última alternativa” tras varios intentos de diálogo. Según expresaron, quisieron evitar conflictos públicos y proteger al hincha, “que no tiene por qué cargar con los problemas internos”. El comunicado cierra con una frase que resume el espíritu de la protesta: el deseo de “un Atlético Tucumán mejor”, sostenido por el orgullo de defender su camiseta. Un capítulo más a otra novela que, por el momento, no parece tener un fin cercano.
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