Invicto roto, equipo roto: Atlético Tucumán no levanta cabeza y se quedó sin premio

Era un partido cargado de tensión desde la previa. Atlético Tucumán no concentró antes del encuentro y eso encendió la bronca de los hinchas, que se hizo sentir en un recibimiento ensordecedor. “La camiseta del Decano se tiene que transpirar” retumbó en todo el Monumental José Fierro, como una declaración de amor y reclamo a la vez. Y aunque San Lorenzo atraviesa una profunda crisis institucional, sigue siendo un rival incómodo, de esos que siempre complican.

El primer tiempo comenzó de la mejor manera. Una pelota quedó suelta en el área y Marcelo Ortiz, con una especie de tijera, abrió el marcador. El festejo fue todo un símbolo: el plantel completo se abrazó con fuerza, como una respuesta al malestar de los días previos. Sin embargo, cuando parecía que el partido estaba bajo control, todo se desmoronó sobre el final de la primera mitad. Una infracción de Auzqui derivó en un tiro libre que terminó en un puñetazo del arquero Mansilla sobre Alexis Cuello, y tras la revisión del VAR, Amiconi cobró penal. El propio delantero lo transformó en gol para sellar una igualdad inesperada.

El camino al vestuario fue un hervidero. Los hinchas estallaron al grito de “Jugadores, a ver si ponen huevos, que no juegan con nadie”, mientras Leandro “Loco” Díaz respondía con furia, despotricando contra la tribuna antes de ser calmado por sus compañeros.

Y para hundir más al Decano en su propio laberinto, apenas iniciado el complemento, Nicolás Tripichio conectó un cabezazo en el primer palo que venció a Mansilla y decretó el 2-1 definitivo. A partir de allí, el local se apagó: acumuló delanteros pero careció de ideas, y ni siquiera volvió a patear al arco. Así, el equipo de Pusineri perdió su invicto de nueve partidos en casa.

El golpe duele más si se mira el dato: San Lorenzo llevaba doce encuentros sin ganar como visitante. La derrota deja a Atlético Tucumán con pocas chances de meterse en los Playoffs. Quedan nueve puntos en disputa, pero con tanta crisis dentro y fuera de la cancha, el panorama se vuelve cada vez más oscuro y el descenso se ve más cercano.