El Ingenio Ledesma, principal productor de azúcar en Argentina y emblema de la familia Blaquier, una de las más acaudaladas del país con un patrimonio cercano a los USD 500 millones según Forbes, atraviesa un período turbulento. La empresa, que también elabora papel y alcohol a partir de la caña, enfrenta desde hace dos años una crisis que llevó a sus directivos a implementar un severo plan de reducción de costos, con despidos y una compleja reestructuración de sus obligaciones financieras.
Con sede en Jujuy, Ledesma emplea a unas 7.000 personas y gestiona 40.000 hectáreas dedicadas al cultivo de caña de azúcar. Representa el 17% del mercado azucarero nacional, pero sufre un contexto económico que, según la empresa, combina un mercado interno débil con precios internacionales deprimidos, especialmente afectados por la depreciación del real brasileño, dado que Brasil lidera las exportaciones globales de azúcar.
Desde el 28 de abril, Diego Lerch asumió como Gerente General, reemplazando a Javier Goñi, en un momento crítico marcado por la caída en la producción y las ventas, así como por una ola de despidos. La compañía justifica estas medidas como una respuesta a un "contexto económico desafiante" y al aumento de costos operativos, que no han sido compensados por los precios de sus productos. Sin embargo, el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (SOEAIL) califica el ajuste como "injustificado" y alerta sobre sus graves consecuencias sociales.
Finanzas en rojo y estrategias de salida
El balance de los primeros cinco meses de 2025 refleja la magnitud de la crisis: Ledesma reportó pérdidas por $25.178 millones, en contraste con una ganancia de $56.422 millones en el mismo período de 2024. Según el informe presentado a la Comisión Nacional de Valores (CNV), este resultado incluye una pérdida operativa de $19.193 millones, resultados financieros negativos por $16.174 millones y una mínima ganancia de $696 millones por participaciones en empresas asociadas. La empresa señala que los precios de sus productos no han seguido el ritmo de los costos crecientes, afectando márgenes en todos sus negocios.
Para enfrentar este panorama, Ledesma apuesta por incrementar exportaciones. En el segmento azucarero, espera una zafra robusta que genere un excedente exportable, con contratos ya cerrados a precios favorables. Recientemente, firmó un "Trade Finance Facility" con Cooperatieve Rabobank UA por más de USD 44 millones y €5 millones, destinados a financiar exportaciones a mercados como la Unión Europea y Estados Unidos. En frutas frescas, se enfoca en destinos como España, Holanda, Italia y Medio Oriente, mientras que los jugos y aceites esenciales también se dirigen a Europa y Norteamérica.
El negocio del papel enfrenta un mercado deteriorado desde hace más de un año, con una caída en la demanda que ha reducido los volúmenes vendidos y los precios reales. Aunque desde 2025 se observa una leve recuperación en el consumo mensual, la situación sigue siendo complicada. En contraste, el segmento de frutas, jugos y aceites muestra un desempeño positivo, impulsado por precios internacionales estables, especialmente en naranjas y jugos de limón, lo que genera optimismo en la empresa.
En el ámbito agropecuario, los cultivos de invierno y verano han rendido bien, pero los precios de los commodities agrícolas fueron inferiores a lo esperado. Ledesma impulsa un plan para mejorar los rindes, aunque la evolución del tipo de cambio y las condiciones climáticas serán clave en un contexto global volátil.
Despidos y conflicto sindical
El ajuste de Ledesma generó tensión con los trabajadores. El SOEAIL, liderado por Luciano Lezano, denuncia que los despidos masivos buscan reemplazar personal con antigüedad por mano de obra temporaria o tercerizada, abaratando costos. “A días de las paritarias ya nos echó a 235 compañeros. La compañía expone que están haciendo una reestructuración y deciden abaratar costos, porque le es más barato contratar mano de obra que seguir pagando a trabajadores que ya tienen años de antigüedad, que tienen categoría, que tienen permanencias, y que tienen derecho adquirido”, expresó Lezano. El gremio también acusa a la empresa de pagar solo el 60% de las indemnizaciones correspondientes.
Las negociaciones con la Secretaría de Trabajo no dieron resultados, y el sindicato asegura que “la empresa miente al decir que está en crisis”. En respuesta, habían iniciado un plan de lucha con asambleas, movilizaciones y cortes de ruta, exigiendo la reincorporación de los despedidos y un salario base de $1.800.000, frente a los actuales $800.000, de los cuales la mitad es no remunerativa.
Ledesma reconoce que el panorama para los próximos meses será “muy desafiante” y apuesta por una recuperación gradual. En el negocio del papel, espera capitalizar la quiebra de un competidor local para ganar cuota de mercado. En frutas y jugos, monitorea los precios del jugo de limón y el tipo de cambio, mientras que en el agro, la atención está en el clima y los precios de los commodities. La empresa enfatiza la necesidad de mejorar la competitividad, optimizando procesos productivos, logísticos y administrativos, y aprovechando la baja en los costos de algunos insumos en dólares.
Sin embargo, la crisis de Ledesma no solo afecta a sus finanzas, sino también a la comunidad de Libertador General San Martín, donde es el principal empleador. Los despidos, que alcanzan a 235 trabajadores en 2025, amenazan con profundizar el impacto social en una región ya golpeada. Mientras la familia Blaquier busca recuperar la estabilidad del ingenio, el conflicto laboral y las dudas sobre la sostenibilidad de su modelo de negocio mantienen en vilo a la provincia de Jujuy.