En el umbral de su 116° aniversario, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) se yergue como un faro de conocimiento y progreso en el corazón de Tucumán, pero su celebración este viernes a las 10:00 en Avenida William Cross 3150, Las Talitas, se tiñe de claroscuros. Más que un festejo, este hito invita a una profunda reflexión: ¿puede una institución señera, que moldeó el destino agroindustrial de la provincia desde 1909, honrar su legado cuando enfrenta un desfinanciamiento crónico y un conflicto de intereses que amenaza su misión? La deuda de casi $7.000 millones que mantienen las principales citrícolas tucumanas y la dualidad de roles de su presidente, Roberto Sánchez Loria (foto inferior), proyectan sombras sobre un aniversario que debería ser solo de orgullo.
Fundada por la visión de Alfredo Guzmán, la EEAOC es un ente autárquico del Gobierno de Tucumán, cuya misión ha sido “apuntalar tecnológicamente el temprano liderazgo agroproductivo de la provincia”. Su modelo institucional, pionero en el país, combina un Directorio “ad-honorem” de diez representantes de los sectores agroindustriales con una Dirección Técnica apoyada por cuatro áreas operativas: Tecnología Agropecuaria, Tecnología Industrial, Disciplinas Especiales y Administración y Servicios. Este esquema le permitió a la EEAOC desarrollar programas de investigación en áreas como caña de azúcar, citrus, granos, bioenergía y hortalizas, enfocados en “el mejoramiento de la calidad y el rendimiento de los productos, la disminución de los costos de producción y el aseguramiento de la sustentabilidad de los sistemas agroindustriales”, según reza en su web oficial.
Sin embargo, la actual coyuntura pone en riesgo esta labor. Las citrícolas Argenti Lemon, Citromax, Citrusvil y San Miguel adeudan cerca de $7.000 millones, según la Ley 5020, que establece una tasa del 5% sobre la producción citrícola industrializada para financiar la EEAOC. A pesar de fallos judiciales favorables a la Estación, como el de la Corte Suprema de Tucumán en marzo pasado, las empresas persisten en una “rebelión fiscal”. Este desfinanciamiento pone en riesgo la continuidad de una institución que es pilar para la citricultura, limitando investigaciones clave sobre nuevas variedades, manejo sustentable y control de plagas como el HLB, por ejemplo.
La situación se agrava por el conflicto de intereses que envuelve a Roberto Sánchez Loria, presidente del Directorio de la EEAOC y, desde mayo de este año, también titular de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (ACNOA), que representa a las empresas deudoras. Su relación con San Miguel, una de las citrícolas implicadas, y la falta de medidas contundentes para reclamar los fondos adeudados han generado críticas. Esta dualidad plantea interrogantes sobre la capacidad de Sánchez Loria para defender los intereses de la entidad, especialmente cuando él mismo destacó que “la Estación Experimental es su gente; sin ella, sería un museo”.
A pesar de estas adversidades, la EEAOC sigue siendo un referente regional, con más de 33 premios otorgados a sus investigadores en los últimos 23 años y programas que impulsan la sustentabilidad, como el desarrollo de bioenergía a partir de biomasa y residuos citrícolas. Proyectos como el de bioetanol y biogás, junto a capacitaciones y servicios técnicos, permitieron a Tucumán exportar 150 productos a más de 160 países. Sin embargo, el desfinanciamiento amenaza con frenar estas innovaciones, esenciales para enfrentar desafíos como el cambio climático y la competitividad global.
El acto de este viernes, descrito como “un encuentro que celebra más de un siglo de trabajo conjunto por el desarrollo agroindustrial de nuestra provincia”, será una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de la EEAOC. La institución, que ha transformado la caña de azúcar, el citrus y la bioenergía en pilares de la economía tucumana, enfrenta un momento crítico. ¿Podrá superar las tensiones financieras y éticas para seguir siendo el motor de la innovación agroindustrial? El 116° aniversario no solo conmemora un pasado glorioso, sino que exige respuestas urgentes para preservar un legado que pertenece a todos los tucumanos.