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CUMBRE EN TUCUMÁN

"Con políticas claras podemos afianzar las inversiones para seguir desarrollando el negocio del bioetanol"

En la jornada “Energía Cultivada”, los representantes de los ingenios Ledesma (Jujuy) y Seaboard (Salta) destacaron el crecimiento de la producción de bioetanol en el NOA, la necesidad de un nuevo marco regulatorio para aumentar los cortes y la importancia de la planificación para superar los desafíos climáticos y garantizar el abastecimiento del fluido.

Por Tendencia de noticias

22 jul, 2025 07:23 p. m. Actualizado: 22 jul, 2025 07:23 p. m. AR
"Con políticas claras podemos afianzar las inversiones para seguir desarrollando el negocio del bioetanol"

Durante la jornada “Energía Cultivada: El Bioetanol en el Desarrollo del NOA”, Martín Franzini, representante del Ingenio Ledesma (Jujuy), y Oscar Rojo, del Ingenio Seaboard (Salta), participaron en el bloque “El bioetanol en la industria sucroalcoholera”. Ambos disertantes resaltaron el rol estratégico del bioetanol como motor de la agroindustria del Noroeste Argentino (NOA), destacando su crecimiento frente a un mercado interno de azúcar en retroceso, los desafíos climáticos que limitan el abastecimiento del corte obligatorio y la necesidad de un marco regulatorio que fomente mayores cortes y planificación para consolidar al sector.


Franzini inició su exposición con un panorama global de la producción de azúcar, al indicar que, a nivel mundial, "son 190 millones de toneladas al año, producidas por 110 países. Brasil Centro-Sur es la primera región productora, seguida por India, Europa, Tailandia y China. Argentina produce 2.5 millones de toneladas, aproximadamente”. A nivel nacional, destacó la relevancia del NOA: “Argentina tiene la producción muy conectada en el Norte: Salta, Jujuy y Tucumán, que es la de mayor producción, con 330.000 hectáreas sembradas, y Salta y Jujuy con 110.000. Tenemos más de 5.000 productores independientes, 19 ingenios –14 en Tucumán, tres en Salta, dos en Jujuy–, 57.000 empleos directos, 140.000 indirectos y un mercado total de 1.300 millones de dólares, con una generación de 300 MW/año”.



Franzini señaló el crecimiento del sector: “En 15 años, expandimos la superficie de caña un 63%, sumando 116.000 hectáreas, con 6.7 millones de toneladas de caña y 67.000 m³ de etanol. Tucumán representa el 70% de la producción”. Sin embargo, explicó la transformación del mercado: “El consumo interno de azúcar es de 1.27-1.3 millones de toneladas, equivalente a 27 kilos por habitante, pero representa solo el 50% de la producción. Históricamente, el mercado interno era casi exclusivo, pero hoy las exportaciones –Chile, Estados Unidos, Europa y Uruguay– absorben 500.000 toneladas anuales”. Frente a las tendencias globales, añadió: “El consumo de azúcar crece al 1% anual, pero hay un ataque permanente al azúcar, con menos consumo y más endulzantes artificiales. Sin embargo, tenemos oportunidades en energías renovables y en reemplazar la fructosa, que pierde terreno frente al azúcar por su impacto en la salud”.


Oscar Rojo complementó el análisis, centrándose en el bioetanol: “El programa arranca en 2006, pero en la práctica comienza en 2010 con la Ley 26.093, que establecía un corte obligatorio del 5%, incrementable por la Secretaría de Energía. En 2013 llegamos al 12%. Los participantes son productores radicados en Argentina con materia prima local, enfocados en economías regionales, pequeños y medianos productores, incentivando nuevas oportunidades en el interior”. Sin embargo, señaló limitaciones: “El precio está regulado por el Estado, y sigue vigente. Abastecemos el 12% del corte, mitad caña, mitad maíz, pero no hemos podido cumplir al 100% nuestro 50%. En los últimos años, aportamos entre el 47% y 49% del etanol para el corte, impactados por tres años de sequías, heladas y lluvias tempranas”.



Rojo explicó el crecimiento impulsado por el bioetanol: “Pasamos de 200.000 hectáreas cosechadas a 400.000, un aumento del 24% en la producción de caña. Sin embargo, la producción de azúcar no creció; al contrario, se redujo, mientras que la producción de alcohol hidratado se triplicó. Esto es producto de la demanda del plan de biocombustibles y del compromiso del sector, reflejado en inversiones como las 100.000 hectáreas plantadas”. En paralelo, el expositor, detalló los desafíos climáticos: “El negocio de la caña está muy impactado por condiciones climáticas. Sufrimos tres años de sequías y heladas, y el año pasado lluvias tempranas. Al producir en seis meses para un consumo proyectado de 12 meses, se producen desajustes que requieren más planificación”.


Ambos disertantes coincidieron en la relevancia del bioetanol como pilar del sector. Franzini destacó: “El alcohol ha tomado un peso muy significativo en nuestro negocio. De la producción de azúcar equivalente, 650.000 toneladas se destinan a etanol”. Rojo reforzó: “El bioetanol es una pata fundamental del negocio sucroalcoholero. De la caña, el 73% se destina a azúcar, pero una parte creciente va al bioetanol, que es crítico para la actividad”. Ambos subrayaron la necesidad de un marco regulatorio que supere las limitaciones actuales. Al respecto, Rojo señaló: “Con políticas claras y sostenidas, podemos afianzar las inversiones que venimos realizando y que muchos ingenios tienen en carpeta para seguir desarrollando el negocio del bioetanol”. Franzini, por su parte, abogó por aprovechar las oportunidades globales: “Las energías renovables y el reemplazo de la fructosa nos permiten pensar en más consumo de azúcar y en nuevos mercados”.


Visión a futuro


Los dos referentes del sector también abordaron el desafío del abastecimiento: “No hemos podido cumplir con el 50% del corte debido a factores climáticos. Necesitamos más planificación y ordenamiento para redondear cómo hacerlo”, afirmó Rojo. Franzini añadió que el sector debe adaptarse a las tendencias globales, como el consumo responsable y la descarbonización, para mantener su competitividad.


La disertación de Franzini y Rojo en “Energía Cultivada” puso en relieve el potencial del bioetanol para transformar el sector sucroalcoholero, a pesar de los desafíos climáticos y regulatorios. “Con un poco más de planificación y diálogo, creemos que podemos hacer un mejor futuro, total y absolutamente posible de la mano del bioetanol”, concluyó Rojo. Franzini reforzó esta visión: “El sector está unido, mirando al futuro con políticas claras que nos permitan seguir creciendo”.

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