“Tenemos que decidir si vamos a ser exportadores de granos para que otros le den valor o si vamos a darle valor en origen, generando más etanol. El atraso que tenemos es imperdonable”, afirmó Patrick Adam, referente de la Cámara de Bioetanol de Maíz, durante su disertación en la cumbre “Energía Cultivada: El Bioetanol en el Desarrollo del NOA”, en el Hotel Catalinas. En el bloque dedicado a la actualidad del bioetanol en Argentina, moderado por Verónica Geese, vicepresidenta de la Liga Bioenergética de las Provincias, Adam expuso las limitaciones del marco regulatorio actual, comparó el rezago argentino con el avance de países vecinos y defendió el proyecto de la Liga Bioenergética para revitalizar el sector mediante desregulación, competencia y un corte del 15% en las naftas.
Adam diferenció dos modelos de desarrollo: “Acá tenemos dos ejemplos: un modelo enriquecedor, que son los países que utilizan al máximo su materia prima dentro del país para darle valor agregado, como Estados Unidos y Brasil, y un modelo empobrecedor, que son aquellos países que no logran generar industria sobre su materia prima. Eso es Argentina y, antes de la guerra, Ucrania”. Según el referente, Argentina está atrapada en el modelo empobrecedor porque “tenemos 50 millones de toneladas de maíz al año y usamos solo entre 3 y 3.5% para hacer etanol. Exportamos granos para que otros le den valor, en lugar de generar industria en origen en mercados competitivos”. Esta falta de valor agregado, afirmó, limita el desarrollo económico y la generación de divisas: “Estamos ahorrando reservas del Banco Central mediante la sustitución de importaciones. En 2023 se importaron naftas por 2.000 millones de dólares; este año, entre 400 y 500 millones. Sustituir esas importaciones genera desarrollo federal, inversiones y reservas”.
Por otro lado, Adam fue contundente al criticar la Ley 27.640, que rige los biocombustibles en Argentina: “Lamentablemente, no atacó los temas de fondo ni generó un ecosistema de crecimiento sostenido. Mantuvo la planificación excesiva de la Ley 26.093, que permitió el desarrollo inicial del sector, pero hoy está absolutamente agotada. Ni este gobierno, ni el anterior, ni el anterior pudieron aplicar la fórmula de precios, que es inaplicable. Tenemos anomalías que no se pueden corregir dentro de este marco”. Según el referente, esta obsolescencia ha llevado a un estancamiento: “Éramos pioneros con Brasil en bioetanol, pero nos pasaron por encima. Bolivia corta al 25%, Paraguay al 30%, Brasil al 48%, Uruguay al 10% porque no tiene más materia prima. Nosotros nos quedamos en el 12%. Es imperdonable cuando ves que Paraguay, que hace 10 años venía a aprender de nosotros, hoy usa el 22% de su maíz para etanol, mientras nosotros estamos estancados”.
El experto lamentó la pérdida de competitividad: “Nos pasaron por encima en 10 años, planta tras planta, incorporando tecnología e inversiones, y nosotros nos quedamos. Me pregunto: ¿qué pasa que no podemos darle valor agregado a nuestra materia prima?”. Adam subrayó que el estancamiento no solo afecta la economía, sino también la agenda climática y social, ya que el bioetanol de maíz genera subproductos valiosos como la burlanda (alimento para un millón de vacunos diarios), aceite de maíz y CO2 capturado para industrias como el litio o extintores. “La captura de CO2 mejora drásticamente la huella de carbono de las plantas, pero no hay un mercado de carbono en Argentina que premie esto, como el RenovaBio de Brasil”, señaló.
Adam destacó el proyecto de ley impulsado por la Liga Bioenergética de las Provincias, que busca superar las limitaciones actuales: “Estamos desregulando, desapareciendo la fórmula de precios y los cupos, y agregando competencia mediante licitaciones competitivas por volumen. Queríamos un corte del 27%, pero llegamos a un consenso con el sector petrolero en un 15% para que sea sostenible. Incluimos a los petroleros en el mercado para que participen”. Este proyecto, según Adam, tiene el apoyo del sector sucroalcoholero y del maíz: “Somos hermanos en esto. El bioetanol se puede producir con caña de azúcar o maíz, y estoy seguro de que el NOA tendrá proyectos de etanol de maíz porque tiene las condiciones: maíz, filtros y un ecosistema necesario”.
"El poncho no aparece"
El referente enfatizó las inversiones del sector: “El bioetanol de maíz invirtió 1,000 millones de dólares hasta hoy y hay 400 millones más comprometidos en proyectos serios. Queremos invertir, desregular, competir y que sea sostenible para el NOA y otras economías regionales sin frenar el crecimiento”. Adam cerró con un mensaje optimista pero urgente: “Elegimos crear, competir, desregular y aumentar el corte. Espero que nos puedan acompañar con esta ley que viene con muchísimas inversiones”.
La disertación de Adam resonó en un auditorio compuesto por productores, industriales y autoridades, que reconocieron la urgencia de un nuevo marco legal para el bioetanol. Su crítica al modelo empobrecedor y al estancamiento regulatorio, junto con su defensa del proyecto de la Liga Bioenergética, subrayó la oportunidad perdida de Argentina para liderar en biocombustibles. “Estamos nerviosos, como decía Argentino Luna, ‘el poncho no aparece’. Queremos noticias pronto sobre esta ley que permita al sector crecer y al NOA consolidarse como un pilar energético”, concluyó.