
En un acto cargado de emotividad y reclamos, la Defensoría del Pueblo de Tucumán celebró sus tres décadas de existencia con un llamado a la acción frente a las políticas del gobierno nacional que, según sus autoridades, amenazan con recortar derechos esenciales. El evento, realizado en el Teatro Orestes Caviglia, reunió a funcionarios provinciales, ex defensores y personal del organismo, y sirvió de plataforma para cuestionar la eliminación de programas y beneficios que impactan directamente en usuarios, consumidores y sectores vulnerables de la sociedad tucumana.
El defensor del pueblo, Eduardo Cobos, abrió el fuego de los discursos con una reflexión que fusionó el orgullo institucional con una dura crítica al contexto actual. "Estos 30 años nos permiten reconocer a quienes iniciaron este camino y también a los trabajadores que lo sostienen día a día", expresó Cobos, al tiempo que delineó la evolución de la Defensoría desde su creación en 1995 por la Ley Nº 6.644, hasta convertirse en un pilar de la defensa de derechos e intereses legítimos de los tucumanos. Bajo su gestión, indicó que el organismo trascendió su rol tradicional de mero receptor de quejas para adoptar una postura proactiva: "Ya no somos solo un libro de quejas; hoy tomamos los casos hasta que se resuelven", afirmó, destacando avances como la ampliación de subsidios nacionales, la extensión de líneas eléctricas en el interior provincial y acciones judiciales que aseguraron equipos de energía alternativa para personas electrodependientes.

Sin embargo, Cobos no escatimó en objeciones a las medidas impulsadas desde Casa Rosada. "Cuando se eliminan programas o beneficios nacionales, las defensorías deben trabajar tres veces más", advirtió, subrayando cómo estas políticas generan desigualdades en servicios y derechos que la institución debe contrarrestar con mayor esfuerzo. "Nuestro objetivo sigue siendo igualar servicios e igualar derechos para todos los tucumanos", concluyó, en un mensaje que resonó como un llamado a la resistencia colectiva. Estas palabras se inscriben en la misión histórica de la Defensoría, descrita por la propia institución como un "espacio de escucha, acompañamiento y mediación" donde miles de ciudadanos han encontrado "respeto, empatía y compromiso con la justicia y la equidad social". A lo largo de estas tres décadas, gestionó reclamos contra organismos públicos y privados, promovió el diálogo y adaptó sus canales de atención a nuevas demandas, consolidándose como un puente esencial entre la ciudadanía y el Estado.
El vicegobernador Miguel Acevedo, quien participó del acto junto a autoridades como el ministro de Gobierno y Justicia Regino Amado, los legisladores Tomás Cobos y Agustín Romano Norri, el presidente del Ente Cultural Humberto Salazar, y ex defensores como Sergio Díaz Ricci y Fernando Juri Debo, secundó estas críticas con un énfasis en la relevancia del organismo en tiempos de vulnerabilidad. "El trabajo de la Defensoría del Pueblo tiene un valor enorme en tiempos donde los derechos están siendo avasallados", sostuvo Acevedo, al resaltar su rol como garante de la ciudadanía frente a "quienes avasallan sus derechos, sean organismos del Estado, empresas o sectores del poder económico". El titular de la Cámara provincial valoró el compromiso del personal, especialmente en la atención a los más vulnerables: "Solo quienes brindan ayuda y asesoramiento a las personas más vulnerables comprenden la verdadera dimensión de esta tarea", afirmó.

Acevedo también enumeró logros concretos que ilustran la efectividad de la Defensoría, como la mejora en la atención a jubilados en entidades bancarias y la protección de electrodependientes, acciones que "salvan vidas y demuestran que el trabajo de la Defensoría no se detiene ante ningún poder". En sintonía con el espíritu institucional de promover el bien común mediante profesionalismo y sensibilidad, el vicegobernador reiteró el respaldo del Poder Legislativo: "Estamos dispuestos a acompañar con leyes que fortalezcan la defensa de los derechos de los tucumanos y tucumanas", prometió, en un guiño a la continuidad de una labor que, según la Defensoría, creció "junto a la sociedad tucumana" para ser "moderna, accesible y cercana".
La ceremonia incluyó reconocimientos al personal por 10 y 20 años de servicio, un repaso por la trayectoria del organismo y un homenaje a sus fundadores, culminando en un aplauso colectivo que selló el compromiso de seguir "defendiendo los derechos, promoviendo el diálogo y construyendo una sociedad más justa".