
En Juan Bautista Alberdi, la elección municipal de este domingo estuvo marcada por el peso del aparato oficialista, las denuncias de clientelismo y el desencanto ciudadano. Pese a la intervención dispuesta por el gobernador Osvaldo Jaldo para “recuperar las instituciones”, las prácticas políticas más viejas volvieron a imponerse, marcando un fuerte contraste con la votación de diputados nacionales, bajo el nuevo modelo de Boleta Única de Papel.
A más de 120 días de haber intervenido el municipio, Jaldo enfrentó este domingo el resultado de una de sus decisiones más drásticas: devolverles a los vecinos de Alberdi la posibilidad de elegir nuevas autoridades. La medida, en su momento celebrada como un acto de transparencia republicana tras los escándalos de corrupción y presuntos vínculos con el narcotráfico que hundieron al clan Campos-Figueroa, terminó convertida en una postal de la vieja política.
La jornada comenzó en calma. Desde temprano, los electores acudían a las escuelas con tranquilidad, votaban y se retiraban sin mayores demoras. Sin embargo, al mediodía el clima cambió. Vehículos identificados con las letras “DAR” (de Alberto Darnay) y “R” (de Bruno Romano), alineados con el peronismo, comenzaron a recorrer los barrios llevando para acarrear votantes. Este cronista pudo observar cómo en varios de esos autos había boletas a la vista, una práctica que contrasta con los discursos de transparencia que marcaron el inicio de la intervención.
Según confirmó el secretario electoral provincial, Darío Almaraz, el 82% de los electores habilitados en Juan B. Alberdi concurrió a votar. En total, eran 23.156 los ciudadanos registrados, incluidos los jóvenes de 16 y 17 años. Los comicios se desarrollaron tanto en las escuelas urbanas como en los parajes rurales del departamento.

Pero el movimiento político no solo se sintió en las calles. El pago por voto, una costumbre enquistada en la política local, volvió a hacerse visible. En varias sedes partidarias vinculadas al oficialismo se observaron largas filas y un incesante ir y venir de militantes. De acuerdo a lo que pudo constatar Tendencias de Noticias, los pagos por troquel oscilaban entre los $2.500 y $5.000. En la entrada de estos locales, los carteles del espacio gobernante eran inconfundibles.
Cerca de las 18:30, mientras en algunas escuelas aún quedaban votantes, la mayoría de las mesas iniciaba el escrutinio. Los jóvenes que dialogaron con TDN expresaron su cansancio y frustración por el desorden municipal y la vergüenza que les provocan los escándalos locales. También criticaron la cantidad de boletas en el cuarto oscuro y el doble sistema de votación (la papeleta tradicional para la elección municipal y la BUP para la renovación de cuatro bancas de diputados nacionales).
Cinco candidatos compitieron por la intendencia: Bruno Gabriel Alexis Romano (Tucumán Primero, con apoyo del oficialismo provincial), Carolina Beatriz Rodríguez (Movimiento de Afirmación Popular), Luis María Díaz Augier (Cambia Tucumán), Raúl Horacio del Valle Frías (Fuerza Republicana) y Julio Argentino Agudo (Frente del Pueblo Unido).
En los últimos días previos a la votación, la UCR y La Libertad Avanza (referenciada en Pablo Ariel Nughes) sellaron una alianza electoral para enfrentar al peronismo local, compartiendo fiscales y estructuras en un intento de equilibrar el poder en un territorio históricamente dominado por el oficialismo.
El resultado final se conocerá en la página de la Junta Electoral Provincial. Pero más allá de los números, lo que dejó la jornada en Alberdi fue una sensación amarga: la democracia volvió a ser vapuleada, y los viejos mecanismos del poder político, una vez más, se impusieron por sobre el ideal de transparencia.