Al mediodía, bajo un cielo despejado y un sol amable, la explanada de la parroquia San Roque se llenó de movimiento. Entre correas, jaulas, capas marrones y fotografías sostenidas con devoción, decenas de personas se acercaron con sus mascotas —y otras, solo con su recuerdo— para participar de la tradicional bendición en honor al santo patrono de los animales.
Cerca de las 12:30, el padre Marcelo Lorca apareció en el escenario con un megáfono en mano. Con tono cálido y cercano, comenzó a preguntar al público por qué habían decidido acercarse ese día. Las respuestas surgieron espontáneas, mezcladas entre emoción, gratitud y promesas cumplidas. Algunos gritaban que su perrito se había curado, otros que lo habían encontrado después de estar perdido o que había superado una operación difícil.
El ambiente era de celebración, pero también de profunda conexión. Algunos sostenían a sus animales en brazos como si fueran parte de su familia —porque lo son—, otros llevaban gatos bien resguardados en transportadoras, y no faltaron quienes acercaron una foto: de un perro enfermo, de un gato que ya no está. Cada uno tenía una historia.
Varios perros lucían la capa marrón, símbolo del santo, como una ofrenda. La bendición llegó entre rezos y agua esparcida con generosidad por el padre Lorca, que recorrió con calma el espacio mientras los fieles elevaban sus propias plegarias. Al finalizar, con entusiasmo, el sacerdote exclamó: “¡Viva San Roque!”, lo que desató una ovación espontánea.
Luego, muchos se acercaron para recibir una bendición personalizada. Algunos tocaron la imagen del santo, ubicada en la puerta del templo, como gesto de gratitud. Otros simplemente se quedaron un rato más, abrazando a sus mascotas en silencio.
En diálogo posterior con Tendencia de Noticias el padre Lorca compartió que se había sorprendido por la cantidad de asistentes y destacó que muchos se habían acercado para dar gracias. Comentó que varias personas le dijeron que sus mascotas habían sanado, que se habían salvado tras un accidente o que habían regresado tras haberse perdido. “La mayoría vino a agradecer —relató—, y además aprovechamos para renovar el compromiso por el cuidado de la creación, como nos invita nuestro querido Papa Francisco.” Añadió, con una sonrisa, que “las mascotas se portaron muy bien, no hubo peleas, todo fue muy armonioso. Un momento hermoso, muy emotivo.”
San Roque: el protector de los animales
La figura de San Roque está estrechamente vinculada a los animales, especialmente a los perros. Según la leyenda, cuando el santo se encontraba aislado y enfermo durante una epidemia, un perro comenzó a llevarle todos los días un pedazo de pan robado de la casa de su dueño, un hombre adinerado llamado Gottardo Pallastrelli. Al seguir al animal, Pallastrelli descubrió que aquel alimento era para un hombre enfermo escondido en el bosque. Conmovido, decidió acogerlo en su hogar, curarlo y luego acompañarlo en su peregrinación.
Por eso, San Roque es hoy símbolo de fe, sanación y protección hacia los animales, y su figura es venerada especialmente por quienes sienten en sus mascotas un lazo sagrado.
PROCESIÓN: Más de tres cuadras para acompañar a San Roque. Foto: Sergio Olea
Una procesión que llenó las calles de fe y esperanza
A las 16:00 en punto, las puertas de la parroquia se abrieron para dar inicio a una procesión multitudinaria que recorrió las calles de Barrio Norte. Al frente marchaban las imágenes históricas del templo: María de la Paz, el Sagrado Corazón —recién restaurado— y San Roque, que encabezó la caminata acompañado por una marea de fieles que se extendía por más de tres cuadras.
Algunos llevaban la capa marrón del santo como señal de una promesa. Otros caminaban en silencio, sosteniendo a sus mascotas o simplemente acompañando con devoción. La procesión hizo varias paradas, entre ellas, frente al hospital Centro de Salud, donde se rezó por los enfermos, y en la esquina de Avellaneda y Próspero García, donde un grupo de adultos mayores de un geriátrico esperaba con emoción el paso de las imágenes.
Al finalizar el recorrido, el obispo auxiliar Roberto Ferrari presidió la misa central frente a la parroquia, cerrando una jornada cargada de emociones, espiritualidad y amor por los animales.
Fotos galería: Sergio Olea
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