En noviembre de 2010, a pocos días del fallecimiento del expresidente Néstor Kirchner, por impulso del entonces intendente peronista Domingo Amaya, se decidió bautizar con su nombre a un importante tramo de la avenida que recordaba al prócer tucumano Julio Argentino Roca.
La medida, que fue aprobada por la mayoría abrumadora del peronismo en el Concejo Deliberante, en una suerte de ofrenda política a la entonces presidenta Cristina Fernández, viuda de Kirchner, se realizó de manera inconsulta y generó grandes trastornos a los vecinos que viven en esa arteria, una de las más importantes de la capital tucumana.
A 15 años de esa polémica decisión, un sondeo realizado en los últimos días deja entrever que más del 96% de los ciudadanos que tienen sus casas y comercios sobre la avenida quieren que vuelva a tener el nombre de Roca.
Los concejales radicales José María Canelada y Gustavo Cobos realizaron un relevamiento de la avenida Kirchner desde su límite en la zona oeste hasta la avenida Alem, donde cambia de nombre y se denomina Roca. La metodología fue consultar puerta por puerta en casas y comercios de ambas aceras de la avenida. Teniendo en cuenta que en ese tramo hay un hipermercado, playones de camiones, estaciones de servicios, casas y locales abandonados y galpones que ocupan más de media cuadra, ese relevamiento se concretó en 140 casas/comercios, donde se le consultó personalmente a los vecinos, empleados o comerciantes cuál es su opinión.
En 135 casas/comercios (96,43%) los consultados se volcaron hacia la opción de que la avenida se vuelva a llamar Julio Argentino Roca. En tanto, en cinco (3,57%) optaron por la decisión de llamarse Néstor Kirchner. La gran mayoría de los consultados, incluso, respondió que para ellos la avenida nunca dejó de llamarse Roca.
Con esos números abrumadores, fruto de una participación ciudadana, los ediles adelantaron que presentarán un proyecto para derogar la ordenanza que denomina “avenida Néstor Kirchner” al tramo de la ex avenida Roca, en su tramo desde avenida Alem hacia el oeste, para que vuelva a tener su nombre original. La iniciativa, según anticiparon, incluirá un artículo para que este cambio de nombre no implique ningún gasto adicional para los vecinos.
“Como el cambio de nombre fue una medida inconsulta, en la que no participaron los vecinos la consecuencia fue la falta de legitimidad. Los ciudadanos se sintieron tan ajenos a la decisión que nunca la incorporaron”, explicaron los concejales.
Canelada resaltó que se trata de un caso de lo que se denomina "desuetudo": la pérdida de vigencia de una norma jurídica debido a su falta de aplicación práctica a lo largo del tiempo, a pesar de que formalmente siga existiendo. “Es decir, la norma deja de ser observada por la sociedad”, acotó.
La importancia de la participación ciudadana
En diálogo con Tendencia de Noticias, el concejal radical explicó que su propuesta no responde a una disputa ideológica, sino a una concepción sobre cómo deben tomarse las decisiones en democracia. “Algunos piensan que es solo un nombre, y hasta me preguntaron por qué no me ocupo de cosas más importantes. Pero esto va mucho más allá de Kirchner o Roca. Lo que está en juego es cómo se toman las decisiones públicas, y si se hace o no con participación de la ciudadanía”, afirmó.
Canelada, que es magíster en Políticas Públicas, explicó que existe un consenso académico sobre la importancia de la participación ciudadana en todas las etapas del diseño de políticas. “Los ciudadanos no solo son los destinatarios de las políticas públicas, también son los dueños de la cosa pública. Su voz debe estar presente desde el diagnóstico hasta la solución de los problemas”, remarcó.
En ese sentido, el concejal puso como ejemplo la ley de Alzheimer sancionada en Tucumán, la primera en su tipo en Argentina, de la que fue coautor. “Esa ley es considerada modelo porque fue construida con todos: especialistas, académicos, personas con Alzheimer, sus familiares, cuidadores y organizaciones como Fundación León. La ley es buena porque fue participativa, y esa es una buena práctica que hay que replicar”, argumentó.
Para Canelada, la decisión de cambiar el nombre de una avenida también debe surgir de un proceso colectivo. “El nombre del lugar donde vivimos forma parte de nuestra identidad. No se puede modificar por capricho o por conveniencia política como hicieron en 2010”, sentenció.
El edil subrayó que su propuesta no busca abrir una grieta, sino marcar un camino institucional. “Lo que estamos señalando no es solo una cuestión simbólica, sino metodológica. La representación no es un cheque en blanco. Las decisiones tienen que tomarse bien, con diálogo, con fundamento, y con la gente en el centro. Nosotros creemos que eso es lo que hace fuerte a la democracia”, razonó.
El concejal apuntó que recorrer la avenida Roca es como volver en el tiempo. “Se llama Kirchner hace 15 años pero nadie le dice así. Es más, casi nadie quiere que se llame así. Los carteles de los números de las casas dicen Roca. Eso nos tiene que dar un mensaje a los servidores públicos. Muchas veces se habla de la identidad de la ciudad como algo abstracto, lejano, intangible, pero aquí hay un ejemplo claro. Hay una comunidad de vecinos que aún hoy se resiste a aceptar esta imposición”, añadió.
Por su parte, Cobos dejó en claro que “más allá de las cuestiones políticas que pueden suscitar ambos nombres, lo cierto es que la opinión de los vecinos en favor de que se vuelva a llamar avenida Roca es abrumadoramente mayor y lo puede confirmar cualquier persona que vaya a hacer este mismo ejercicio de ir a preguntarles”.
El concejal radical apuntó que “es hora de admitir que los vecinos le dieron la espalda a este cambio hace 15 años, que en los hechos es la avenida Roca para todos y que derogar aquella ordenanza sólo trae coherencia”. Y agregó: “Los vecinos eligieron y eso, para sus representantes, debe ser indiscutible".
El prócer menoscabado
Julio Argentino Roca fue el único tucumano en alcanzar dos veces la Presidencia de la Nación y es considerado como uno de los hombres más brillantes de la denominada Generación del 80. Entre los logros de Roca, se apuntan la creación de la moneda nacional, que unificó el mercado interno; la creación del Registro Civil; el Puerto de Buenos Aires; la fundación de la ciudad de La Plata y de Capital Federal; el impulso a los ferrocarriles; la sanción de la Ley Electoral; y la firma de tratados internacionales que aseguraron la autoridad del país sobre la Patagonia y Tierra del Fuego, entre muchos otros.
Menoscabado por el kirchnerismo y otros espacios de izquierda, que llegaron a calificarlo como un “genocida” por las Campañas del Desierto, que permitieron consolidar el territorio nacional, Roca promovió el desarrollo económico, la inmigración europea y la educación pública como pilares de su gestión. El legado del prócer nacido en Monteros fue clave en la construcción de la Argentina moderna.
Nada de eso importó el 4 de noviembre de 2010, cuando un grupo de concejales del peronismo, impulsados por Amaya, borraron su nombre para subir al pedestal a Néstor Kirchner, cuya viuda, la expresidenta Cristina Fernández, fue condenada por delitos de corrupción.