
La reconfiguración del mapa político en la Cámara de Diputados volvió a tener como protagonista al tucumano Mariano Campero, una de las figuras centrales de la llamada Liga del Interior, el grupo de legisladores radicales apodados “los radicales con peluca” por su afinidad con las políticas del presidente Javier Milei. Campero, junto al cordobés Luis Picat y al correntino Federico Tournier, oficializó su incorporación al bloque de La Libertad Avanza, que pasará a contar con 91 integrantes.
El desembarco de Campero en las filas libertarias no sorprende en la Casa Rosada: desde hace más de un año, el exintendente de Yerba Buena viene respaldando los núcleos duros de la gestión mileísta. Fue uno de los primeros radicales en acompañar los vetos presidenciales al aumento jubilatorio y al financiamiento universitario, posicionándose como un aliado constante del Ejecutivo incluso antes de esta formalización legislativa.
Con la llegada del tucumano y sus pares, el oficialismo se entusiasma con disputar la primera minoría que aún conserva el peronismo, que iniciará el nuevo período con 96 bancas pero atravesado por tensiones internas y la amenaza de nuevas fugas. En Balcarce 50 apuntan especialmente a los diputados alineados con los gobernadores de Catamarca, Raúl Jalil, y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, con la intención de atraerlos hacia el espacio “dialoguista”.
La incorporación de Campero se inscribe en una estrategia más amplia del oficialismo, que en las últimas semanas logró absorber a toda la tropa parlamentaria cercana a Patricia Bullrich y engrosar su propio bloque. Con esa maniobra, LLA consolidó 88 votos seguros, suficientes para sostener los vetos de Milei y frenar cualquier intento de juicio político.
En este nuevo escenario, el rol de Campero aparece como doble: por un lado, amplía el músculo legislativo libertario; por el otro, funciona como pieza clave en la ruptura del dique radical que hasta ahora se mantenía distante del oficialismo. Su paso al bloque libertario anticipa un reacomodamiento más profundo dentro de la oposición y refuerza la idea de que Milei seguirá pescando apoyo entre los sectores provinciales desencantados con la conducción nacional de la UCR.
La posibilidad de nuevas incorporaciones —como la santafesina Verónica Razzini, el liberal Alejandro Bongiovanni o la bonaerense Lorena Petrovich— mantiene abierto el tablero. Pero en la Casa Rosada destacan que fue Campero quien habilitó, desde Tucumán, la primera grieta dentro del radicalismo que hoy Milei explota para ampliar su base parlamentaria.