Un nuevo informe de la Universidad Torcuato Di Tella encendió las alarmas en el corazón del poder político argentino. El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), un indicador que mide la percepción ciudadana sobre la gestión gubernamental desde hace más de dos décadas, experimentó en septiembre una significativa caída del 8,2% respecto a agosto, situándose en 1,94 puntos en una escala de 1 a 5. Aunque no se trata de una encuesta de intención de voto, este parámetro, que históricamente sirvió como un termómetro del humor social con implicancias electorales, refleja un creciente desencanto que podría proyectarse en las urnas.
El reporte detalla que “el ICG de septiembre fue de 1,94 puntos, nivel que representa una caída del 8,2% respecto del mes anterior, y del 10,0% respecto del mismo mes del año pasado”. En términos históricos, el indicador muestra una confianza “31,9% menor que el de la medición de septiembre de 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, y 23,1% mayor que el de la medición de septiembre de 2021, durante el gobierno de Alberto Fernández”. Este retroceso en la confianza ciudadana pone en evidencia un deterioro en la percepción de la actual gestión, un dato que resuena con fuerza en la Casa Rosada.
El análisis desglosado del ICG revela que la caída se reflejó en todos sus componentes, evidenciando un deterioro generalizado en la percepción pública. Según el informe, los cinco aspectos evaluados mostraron variaciones negativas: “Honestidad de los funcionarios (2,44 puntos, -3,7%); Capacidad para resolver los problemas del país (2,38, -3,1%); Eficiencia en la administración del gasto público (1,87, -11,2%); Evaluación general del Gobierno (1,57, -11,5%); y por último, Preocupación por el interés general (1,47, -15,1%)”. Estos resultados señalan una desconfianza particular en la gestión del gasto público y en la orientación del gobierno hacia el interés colectivo, dos áreas críticas que podrían influir en la percepción ciudadana de cara a los comicios de octubre.
El informe también identifica variaciones demográficas en los niveles de confianza. Según los datos, “en septiembre, el ICG fue mayor entre los hombres, entre los jóvenes de entre 18 y 29 años, entre quienes viven en el interior, entre quienes alcanzaron hasta la educación terciaria y/o universitaria, entre quienes dicen no haber sido víctimas de delitos en los últimos 12 meses, y entre quienes creen que la situación económica del país dentro de un año será mejor que la actual”. Este perfil sugiere que, a pesar del declive general, ciertos sectores de la población, especialmente los más optimistas sobre el futuro económico, mantienen una percepción relativamente más favorable del gobierno.