Catalina Lonac y Susana Maidana presentaron su libro "Ideas yuxtapuestas. En busca del pensamiento perdido" ante un auditorio colmado de profesionales, académicos, empresarios y familiares. El encuentro tuvo lugar este jueves en el Hotel Catalina’s, con la presentación a cargo del periodista y abogado Daniel Dessein. En tanto, el investigador y docente José Mariano, quien colaboró en el desarrollo del texto, fue el encargado de moderar un intercambio de preguntas y respuestas entre las protagonistas de la velada y el público presente.
La obra —compuesta por un prólogo y ocho capítulos que reúnen textos personales de cada autora— aborda temas universales como la ciencia, la religión, la finitud, el amor, el odio, la justicia y la venganza, desde dos voces femeninas con trayectorias diferentes, pero un mismo objetivo: recuperar el pensamiento profundo en un mundo dominado por lo inmediato.
“Este libro invita a mirarnos hacia adentro, a parar, a darnos tiempo y a volver a reconocernos como seres humanos”, afirmó Catalina Lonac durante su intervención, en la que reflexionó sobre la espiritualidad, la filosofía y el avance de la inteligencia artificial. “No nos preocupemos tanto por los robots. Preocupémonos por nosotros. Por volver a la suavidad de la humanidad”, agregó.
Desde una perspectiva personal y crítica, Lonac se refirió también a la idea de Dios, desligada del dogma religioso. “Yo digo que sí creo en Dios, profundamente, pero no en ese Dios pintado en las iglesias, ese señor con barba blanca al que le teníamos terror. Creo en un Dios que es también ciencia y filosofía. Porque, en definitiva, las tres buscan la misma verdad”, planteó.
Más adelante, la autora alertó sobre los riesgos de perder el pensamiento crítico en una sociedad cada vez más acelerada. “Le quitamos el látigo a alguien y ahora nos estamos golpeando nosotros mismos. Nos sobreexigimos, tanto el cuerpo como la mente, en una carrera que ni siquiera sabemos hacia dónde va”, reflexionó.
Por su parte, Susana Maidana, doctora en filosofía y docente universitaria, agradeció a su coautora y destacó el carácter dual del libro. “Somos dos mujeres muy diferentes, pero compartimos aires de familia. En nuestro discurso no hay identidades fijas: nuestras ideas no se solapan, están juntas, aunque a veces miremos las cosas de manera muy distinta.”
Maidana también reflexionó sobre el poder transformador del lenguaje. “La narración no solo describe: actúa. Es performativa. Y este libro está atravesado por nuestras dos vidas, que logran compartir ideas nodales, pese a nuestras diferencias”, apuntó.
Sobre el proceso de escritura compartida, recordó con humor el inicio del proyecto:
“Catalina me mandó unas veinte preguntas para empezar. Le dije: ‘¡Me estás atosigando!’ (risas). Así que elegí las que más me gustaban, y esas son las que respondí”, contó.
La autora celebró la armonía con la que fue concebido el libro —“no nos enojamos ni una sola vez”, dijo— y anticipó que ya trabajan en una segunda obra conjunta: “Nos gustó mucho esta experiencia. Así que vamos a continuar”, confesó.
El encargado de presentar la obra fue Daniel Dessein, presidente del directorio del diario La Gaceta, quien elogió la propuesta intelectual y emocional del libro. “Desde las primeras páginas, me pareció deslumbrante. Hay una honestidad brutal en la forma en que se exponen a sí mismas, alejándose del perfil cultural tradicional y revelando una sensibilidad profunda hacia temas complejos”, admitió.
Según Dessein, el libro traza una cartografía del pensamiento contemporáneo desde los márgenes. “Nos encontramos con fronteras y cruces entre filosofía, religión y ciencia. Las autoras no imponen tesis cerradas, sino que abren interrogantes, dilemas, aproximaciones. Y eso vale oro”, recalcó.
En su análisis, el periodista y abogado tucumano subrayó el valor que la obra le otorga al pensamiento como forma de resistencia. “El libro denuncia la distancia creciente entre nuestra sociedad y el pensamiento reflexivo, pero también propone revertirla. Lo hace abriendo puertas hacia preguntas necesarias, desde un lugar honesto, lejos del exhibicionismo erudito”, resaltó.
Finalmente, alentó a la lectura con una frase que resumió el espíritu de la velada:
“La lectura no defrauda. Vale la pena subirse a este viaje”, concluyó.