El llamado #scratchgate estalló poco después del lanzamiento de los flamantes iPhone 17 Pro y Pro Max, cuando comenzaron a circular imágenes de equipos rayados en exhibiciones comerciales. Aunque la empresa explicó que se trataba de marcas superficiales provocadas por los soportes, las respuestas no alcanzaron para frenar la ola de críticas en redes y foros.
Para calmar la polémica, Apple decidió reemplazar todos los soportes de exhibición en sus Apple Stores. Los nuevos materiales evitan transferir residuos o dejar manchas en las carcasas de aluminio. Además, el personal recibió instrucciones específicas para limpiar regularmente los modelos en exposición y garantizar que mantengan el aspecto impecable que caracteriza a la marca.
No es la primera vez que la firma atraviesa un episodio de este tipo. En 2010 se habló del #antennagate, cuando los iPhone 4 perdían señal al sujetarse de cierto modo, y en 2014 del #bendgate, cuando algunos iPhone 6 Plus se doblaban. Ahora, el scratchgate se suma a esa lista de incidentes que ponen a prueba la reputación de la compañía.
Paradójicamente, algunos analistas consideran que este conflicto menor puede resultar funcional para la marca. Con gran visibilidad mediática, el tema de los rayones desplaza la atención de críticas más profundas hacia Apple, como los problemas de conectividad de los nuevos modelos y su rezago en el campo de la Inteligencia Artificial, donde sus rivales llevan ventaja.