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CUIDADO AMBIENTAL

La Capital comenzará a regular el derroche de agua y las emisiones de gases tóxicos

La intendenta Rossana Chahla promulgó la ordenanza que promueve la sostenibilidad mediante la medición de huellas hídricas y de carbono, la educación ciudadana y acciones concretas para mitigar el impacto ambiental en hogares, comercios e industrias de la ciudad.

PorGabriel Toledo
25 sept, 2025 05:28 p. m. Actualizado: 25 sept, 2025 05:28 p. m. AR
La Capital comenzará a regular el derroche de agua y las emisiones de gases tóxicos

En un contexto global donde la crisis climática reclama acciones urgentes, la ciudad de San Miguel de Tucumán se posiciona como un faro de compromiso ambiental con la promulgación de la Ordenanza N° 5463, impulsada por el Departamento Ejecutivo Municipal bajo la conducción de la intendenta Rossana Chahla. Esta normativa, publicada en el Boletín Oficial, de profundo tinte ecológico, establece un marco integral para promover el uso responsable de los recursos naturales y mitigar la contaminación ambiental, con un enfoque en la reducción de las huellas hídricas y de carbono generadas por los hábitos de vida de los ciudadanos, comerciantes e industriales de la capital tucumana. La ordenanza no solo busca diagnosticar el impacto ambiental de las actividades urbanas, sino también transformar los patrones de consumo y producción para consolidar un modelo de ciudad sostenible.


Como reza su Artículo 1°, se instituye como política prioritaria “la Reducción de Huellas Ambientales de Nuestra Ciudad”, una iniciativa que abarca “la disminución de las huellas hídricas y las huellas de carbono, la que comprenderá la medición de dichos indicadores medioambientales, educación sobre el uso adecuado de los recursos y acciones concretas que promuevan la mitigación de los efectos adversos producidos a partir de los hábitos de vida de nuestra comunidad”. Este precepto refleja un compromiso claro: alinear el desarrollo urbano con los imperativos de la sostenibilidad, en sintonía con los objetivos globales de lucha contra el cambio climático.


Medir el impacto ambiental


La normativa define con precisión los indicadores clave que guiarán su implementación. De esta manera, por huella hídrica se entiende como “el indicador medioambiental que mide el volumen de agua utilizado en un determinado consumo o a lo largo de toda la cadena de producción de un bien de consumo o servicio”. Esta se desglosa en tres dimensiones:


  • Huellas de Agua Gris, que representan “la cantidad de agua necesaria para diluir los contaminantes generados por una actividad o proceso; por ejemplo, el agua utilizada para tratar residuos industriales o aguas residuales”.

  • Huellas de Agua Verde, referidas al “uso directo de agua de fuentes naturales, como ríos o lagos, para actividades agrícolas, forestales o de jardinería”.

  • Huellas de Agua Azul, que abarcan el “consumo de agua superficial o subterránea para uso humano, industrial o agrícola”.


Por su parte, las huellas de carbono se definen como “la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), producidas directa o indirectamente por una actividad, producto o entidad”, incluyendo dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y otros gases de efecto invernadero. Estas definiciones sientan las bases para un abordaje técnico y sistemático del impacto ambiental de la ciudad.


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La ordenanza delega en la Autoridad de Aplicación, designada por el Departamento Ejecutivo, la responsabilidad de implementar un conjunto de medidas ambiciosas. Entre sus funciones, destacan:


  1. Medición y diagnóstico: “Implementar metodologías de medición que permitan conocer la huella de carbono e hídrica de la ciudad, generar una línea de base, donde se especifiquen volúmenes tanto de gases y sus equivalentes a dióxido de carbono, así como de agua, identificando huella verde, azul y gris”.

  2. Planificación estratégica: “Elaborar un plan estratégico ambiental de reducción de la huella de carbono e hídrica de la ciudad, a partir de la identificación de los sectores críticos y con objetivos a corto, mediano y largo plazo”.

  3. Educación y sensibilización: “Contribuir al proceso de sensibilización y concientización de los funcionarios públicos y ciudadanos en general, sobre el uso adecuado de los recursos que se traduzcan en acciones y actitudes concretas a favor de la responsabilidad y el cuidado medioambiental”.

  4. Monitoreo y rendición de cuentas: “Generar un conjunto de indicadores que aporten información relevante acerca del desenvolvimiento del plan estratégico y el cumplimiento de sus objetivos SMART” y “rendir cuentas ante el Honorable Concejo Deliberante de manera anual, mostrando los avances obtenidos y presentando una planificación detallada para el año subsiguiente”.


Además, la normativa fomenta la colaboración intermunicipal y la inclusión de un etiquetado de huella de carbono en procesos industriales, productos, servicios y eventos masivos, promoviendo prácticas sostenibles y transparentes.


Enfoque multisectorial


El Artículo 4° detalla los sectores clave donde se medirán las huellas hídricas y de carbono: residencial, industrial, público, comercial, transporte, residuos y eventos masivos. En el ámbito residencial, por ejemplo, se evaluarán las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de agua en los hogares. En el sector industrial, se analizará tanto la huella hídrica en sus tres dimensiones como las emisiones generadas por la actividad productiva. Incluso los eventos masivos, como festivales y espectáculos, estarán sujetos a un escrutinio ambiental para garantizar su sostenibilidad.


Paralelamente, se establece un conjunto de acciones prácticas para reducir las huellas ambientales, incluyendo:


  • Uso de energía renovable: Promoción de fuentes de energía limpia en edificios y empresas.

  • Planificación sostenible del transporte: Mejora de la infraestructura para fomentar el transporte público y no motorizado.

  • Construcción bioclimática: Normas para edificios sostenibles y eficientes.

  • Tratamiento responsable de residuos: Programas de reciclaje y compostaje.

  • Gestión inteligente del agua: Uso eficiente y reutilización del recurso hídrico.

  • Educación y sensibilización: Campañas para concientizar a la ciudadanía sobre la importancia de reducir su impacto ambiental.

  • Etiquetado de productos y servicios: Promoción de bienes y eventos con menor impacto ambiental mediante asistencia técnica, deducciones impositivas y políticas de difusión.


Estas medidas, respaldadas por objetivos cuantificables, buscan no solo mitigar el impacto ambiental, sino también fomentar un cambio cultural hacia prácticas más responsables. La ciudad se compromete a medir, educar y actuar para garantizar un futuro donde el desarrollo y el cuidado del medio ambiente vayan de la mano.

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