El pasado 13 de septiembre, Brent Flanigan ingresó a la casa que había desalojado semanas antes a su inquilina, Jessica Mauthe, de 39 años, por falta de pago. Lo que debía ser una limpieza de rutina terminó en una escena de horror: dentro de un ropero encontró una bolsa con restos de un bebé. Tras su denuncia, la Policía Estatal de Pensilvania (PSP) descubrió otros dos cuerpos en bolsas en el ático.
Las pericias continuaron en los días siguientes y, cinco jornadas después, se hallaron más restos en la vivienda. En total, ya son cuatro los bebés muertos encontrados en la propiedad, según informaron medios estadounidenses como WTAE. La mujer fue acusada de homicidio criminal, homicidio involuntario, ocultamiento de la muerte de menores y abuso de cadáver.
En su declaración, a la que accedieron CBS News y el Post-Gazette, Mauthe admitió haber ocultado los cuerpos poco después de dar a luz. Relató que uno de los partos ocurrió en el baño de su casa, donde se desmayó tras escuchar al bebé llorar, y que al despertar el niño ya no tenía vida. En otra ocasión, afirmó haber envuelto a otro recién nacido en una toalla hasta que dejó de hacer ruidos. Los investigadores señalaron que nunca buscó atención médica ni informó sobre los nacimientos.
La mujer, que además es madre de dos hijos de 6 y 8 años y cuyo esposo se encuentra en prisión, permanece detenida en la cárcel del condado de Armstrong sin derecho a fianza. La investigación sigue abierta mientras la Justicia intenta reconstruir el verdadero alcance de este estremecedor caso.