Diez días después de haber desaparecido, Facundo Ale decidió entregarse. Lo hizo en los cañaverales de Leales, en una escena que pareció sacada de una película policial del norte tucumano. Su padre, Ángel “El Mono” Ale, fue quien organizó la entrega.
Convocó a la prensa, pidió cámaras y prometió mostrarlo todo “en vivo y sin filtros”. No dio una dirección. Solo pidió seguir su camioneta.
El convoy partió rumbo al este tucumano, por caminos de tierra y polvo, cruzando un
río seco, entre plantaciones y calor. Los bocinazos marcaban el trayecto.
—“¡Dale, apurate!” —gritó Ángel antes de frenar la camioneta.
Frente a las cámaras de Canal 8, La Gaceta y otros medios, el “Mono” pidió a su hijo que se desnudara para demostrar que no estaba armado. Dos policías se acercaron con las armas desenfundadas.
—“¡Policía!” —gritaron.
Facundo, mientras se vestía de nuevo —subiéndose los pantalones y colocándose una chomba—, fue rodeado por los agentes. En ese instante, su padre se despidió.
Se acercó y lo besó en la boca, antes de que la policía lo subiera al vehículo. La escena desconcertó a todos los presentes. Fue una postal inesperada, captada por las cámaras, que minutos después se viralizó.
Medios internacionales, como la prensa italiana, recogieron el momento y consultaron a expertos para interpretar el gesto. Según La Repubblica, se trató de “una señal de afecto y pertenencia sin ningún valor sexual”.
Un especialista citado explicó que manifestaciones similares pueden verse en barrios del sur de Italia o entre familias de fuerte lazo simbólico. “Ese beso significa una sola cosa: te quiero por encima de todo, porque sos de los nuestros. No tiene que ver con el sexo ni con el hecho de que estuviera esposado”, sostuvo.
De regreso en el operativo, Facundo Ale, con voz entrecortada pero firme, declaró ante los micrófonos:
—“Por segunda vez, los Gardel me quieren matar. Yo me defendí. No puedo confiar en nadie. Espero que la Justicia haga su parte”.
La policía lo redujo y lo subió a un vehículo oficial. Su padre insistía:
—“Mi hijo ya se entregó. Solo quiero que le garanticen la vida”.
El patrullero partió rumbo a San Miguel de Tucumán, seguido de cerca por la camioneta del “Mono”, que conducía a toda velocidad detrás del operativo, escoltado por periodistas y cámaras.
Durante el trayecto, Ángel Ale habló en exclusiva con los periodistas Silvina Saleme Polesman, Sergio González y José Romero Silva, para el informativo de El Ocho TV.
“Esta mañana llamé a todos los medios para garantizar la integridad física de mi hijo. Nadie me escuchó. Los Gardel lo querían matar. A mi hijo le habían dicho que si caía preso lo iban a violar y asesinar”, declaró.
Criticó al fiscal Mariano Fernández, a cargo de la causa:
“El fiscal no investigó como debía. No tomó declaración a los testigos. Mi hijo se defendió porque lo atacaron. Esto es una venganza de hace 40 años”.
A su lado, el abogado Ricardo Fanlo afirmó:
“Gracias a los medios, la integridad de Facundo está garantizada. Pedimos formalmente las garantías judiciales, pero solo recibimos silencio”.
Fanlo también apuntó a una persecución mediática:
“El apellido Alé vende, pero los hechos dicen otra cosa. Facundo fue absuelto en una causa anterior y ahora vuelve a ser señalado. Todo indica que actuó en legítima defensa”.
Ya en el D2, el operativo fue multitudinario. Policías, periodistas y curiosos rodearon el edificio. Facundo fue bajado esposado, fotografiado y puesto a disposición de la Justicia. Afuera, su padre enfrentó a los cronistas.
El momento más tenso ocurrió cuando un periodista le preguntó por los rumores de vínculos con el narcotráfico.
—“¿Alguna vez me sindicaron con la droga? Soy agricultor, cañero, trabajo con el machete y la motosierra. ¡Investíguenme!” —respondió, alterado.
Antes de retirarse, lanzó una frase que quedó flotando entre los micrófonos:
—“Yo me iré al cielo, los Gardeles al infierno. De eso estoy seguro”.
Mientras tanto, la Justicia definirá el futuro de Facundo Ale, si será trasladado a la cárcel de Benjamín Paz o permanecerá detenido en una comisaría.
El mensaje de Jaldo
Horas después del operativo, el gobernador en uso de licencia y candidato del peronismo, Osvaldo Jaldo, se refirió a la situación durante un acto en Los Ralos y aseguró que “están siendo detenidos delincuentes que nunca habían pasado por la vereda de los tribunales” y que “hoy están cumpliendo condenas en el nuevo servicio penitenciario de Benjamín Paz”, agregando que “vamos a ir a fondo con la seguridad en la provincia”.
Sus palabras resonaron entre aplausos y cámaras, mientras los ecos del mediodía en Leales —los gritos, las sirenas, el beso y la figura del “Mono” al frente de su propia caravana— quedarán como una postal imborrable de la crónica negra tucumana.