El exrector de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Juan Alberto Cerisola, brindó esta mañana su exposición final ante el Tribunal Oral Federal que juzga el supuesto uso irregular de fondos provenientes de las regalías mineras de YMAD (Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio) durante su gestión entre 2006 y 2009.
Lo hizo en calidad de imputado, poco antes de que se dicte sentencia en el marco de la causa que busca dilucidar el destino que se dio a millones de pesos de fondos mineros transferidos a esa casa de estudios, de los cuales por ley debía destinar el 40% de las utilidades a la construcción de la Ciudad Universitaria en el cerro San Javier, que nunca se concretó.
Con un tono firme, Cerisola aseguró que atravesó el juicio con la conciencia tranquila y denunció lo que calificó como una “persecución penal” sin fundamentos sólidos. “Este proceso no lo hubiese esperado nunca en mi vida”, afirmó ante los jueces, y sostuvo que nunca cometió un acto que justificara las acusaciones en su contra.
El exrector cuestionó duramente a la Fiscalía, a la que acusó de vulnerar el principio de presunción de inocencia y de construir una acusación “antojadiza, sin pruebas y dejando de lado las garantías constitucionales”. En ese marco, criticó la utilización del término “corrupción estructural”, al que calificó como “vago” y “difuso”. “No he llegado a entender sobre qué ha constituido el fiscal el concepto de corrupción”, insistió.
Durante su alocución, Cerisola también expresó preocupación por lo que considera un uso arbitrario del poder judicial y sus posibles consecuencias para la democracia. “Si los miembros de un Ministerio Fiscal acusan sin pruebas, ese país va camino a convertirse en una patria democráticamente inviable”, advirtió. Luego remarcó que no hablaba solo en defensa propia, sino en nombre de sus “conciudadanos” y del futuro institucional del país.
Uno de los momentos más duros de su exposición fue su reacción a una comparación hecha por la Fiscalía que conduce Pablo Camuña entre este proceso judicial y los juicios por delitos de lesa humanidad. Cerisola calificó esa analogía como “una perversión del sentido” y “un cinismo absoluto”, asegurando que ese tipo de discursos sólo degradan aún más el estado de derecho.
Cerisola también repasó su trayectoria como funcionario público y académico. Dijo sentirse orgulloso de su paso por el rectorado y de los logros alcanzados durante su gestión. Entre ellos mencionó la creación de la editorial universitaria, el programa educativo “Nunca es tarde” para empleados no docentes, la recuperación del Canal 10 para la UNT, y la expansión edilicia de la institución.
“Si me hubieran contado sobre este proceso y lo que sobrevendría, seguramente hubiese dicho que no valía la pena. Pero cuando veo lo que hicimos, la gente que me saluda en la calle, los exalumnos que me dicen ‘fuerza, profesor’, creo que sí valió”, reflexionó.
Antes de cerrar, dejó en claro que está dispuesto a seguir defendiendo su inocencia en todas las instancias judiciales necesarias. “Tengo plena tranquilidad de conciencia para atenerme a las consecuencias del fallo. Si es condenatorio, seguiré golpeando todas las puertas y apelaciones que el derecho me brinde hasta el último día de mi vida”, concluyó.
Según el expediente, en diciembre de 2007 el directorio de YMAD declaró concluida la obra de la Ciudad Universitaria y redujo el porcentaje al 20%, liberando la otra parte de los fondos. En enero de 2008, Cerisola firmó el acta que oficializó la medida y abrió la puerta a un esquema especial de contrataciones que, según los investigadores, se apartó de la Ley de Obras Públicas.
Durante su gestión, resoluciones rectorales alteraron la carta orgánica de Construcciones Universitarias y habilitaron ese régimen especial para administrar esas obras. Con ese esquema se ejecutaron 13 proyectos de obras que hoy están bajo sospecha.