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LA CORRUPCIÓN K

“Convertir pesos en dólares”: la confesión del financista que contrató Kirchner para lavar dinero de la corrupción

En la tercera audiencia del juicio de los Cuadernos, la Justicia reveló los tramos más contundentes de la confesión de Ernesto Clarens, quien describió el sistema de sobornos, la ruta del dinero y las órdenes que –según dijo– provenían de la entonces presidenta Cristina Kirchner.

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21 nov, 2025 01:25 p. m. Actualizado: 21 nov, 2025 01:25 p. m. AR
“Convertir pesos en dólares”: la confesión del financista que contrató Kirchner para lavar dinero de la corrupción

 

Habló el hombre que fue contratado para lavar dinero proveniente de la corrupción de la obra pública en la era K. Ernesto Clarens aportó una pieza clave para reconstruir la ruta de las coimas que, según la investigación judicial, integrantes de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner recaudaban de empresarios de distintos sectores. Durante la tercera audiencia del juicio por los Cuadernos de las Coimas, realizada este jueves, se escucharon los fragmentos más relevantes de su confesión como imputado colaborador. “Yo me ocupaba de cambiar los pesos por dólares”, fue una de las frases que resonó en la sala virtual.


Según publica el diario Clarín, en su relato, Clarens detalló pedidos puntuales de la expresidenta Cristina Kirchner, el sistema de favoritismos y las órdenes que recibía.

El caso se originó a partir de las copias de los cuadernos manuscritos por Oscar Centeno, ex chofer de Roberto Baratta.


A lo largo del expediente, el Ministerio Público Fiscal dio por corroborado que Cristina Kirchner, Julio De Vido, Baratta, Claudio Uberti, José López, Daniel Muñoz, Ernesto Clarens, entre otros, integraron una asociación ilícita activa entre mayo de 2003 y noviembre de 2015, cuya finalidad habría sido montar un sistema de recaudación ilegal para enriquecerse y financiar otros delitos.


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Según el juez de instrucción, esa acusación matriz dio origen a otras seis causas derivadas, que analizaron por separado cada área de contratación del Ministerio de Planificación: desde presuntas coimas en la importación de gas licuado y concesiones de peajes, hasta subsidios al transporte, cartelización de la obra pública y maniobras de lavado vinculadas al exsecretario privado de Kirchner, Daniel Muñoz. Dos de esos expedientes ya tienen condenas firmes.


En esta instancia del juicio, Cristina Kirchner está acusada de ser jefa de la asociación ilícita, mientas permanece con prisión domiciliaria tras ser condenada en otra causa por corrupción, la de Vialidad, que es “prima hermana” de la de los Cuadernos.


Para la Justicia, el nivel de conocimiento  de la exmandataria sobre la estructura investigada era “absoluto”, algo que —según remarcaron— describieron varios imputados colaboradores. Parte de esas declaraciones fueron escuchadas por la expresidenta este jueves, durante cuatro horas de audiencia en las que volvió a mantener la cámara apagada.


La declaración de Ernesto Clarens, un financista cercano a Lázaro Báez, fue una de las más extensas. Aunque la expresidenta no se mostró en pantalla, no pudo evitar oír los señalamientos directos en su contra.

 


El origen del sistema

 


Clarens relató que, hacia mediados de 2005, Carlos Wagner —entonces presidente de la Cámara de la Construcción— lo citó en la sede de la Cámara Argentina de Empresas Viales (la “Camarita”). Allí le informó que el Gobierno nacional había decidido “obtener fondos de la obra pública” mediante un sistema que requería de su intervención. Su rol sería recibir dinero de algunas constructoras “en concepto de aportes o retornos” y garantizar su entrega al secretario de Obras Públicas, José López, o a quien este designara.


Según la confesión, acudieron a él porque “para Kirchner yo era el financista de Báez”, lo que lo convertía en un engranaje confiable para la operatoria. Tras consultar con Báez y López, recibió el contacto de Daniel Muñoz, exsecretario privado de Néstor Kirchner, quien le indicaba los puntos de encuentro para la entrega del efectivo.

 

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Cómo funcionaba la recaudación



La operatoria se desarrollaba principalmente en dos oficinas de Clarens, primero en Maipú 311 y luego en Manuela Sáenz 323. Allí, representantes de distintas empresas —gerentes financieros, contadores o incluso los propios dueños— entregaban dinero en pesos. Entre los mencionados figuran enviados de HELPORT, IECSA, CHEDIACK, LOSI, Cartellone, ESUCO, Decavial y COARCO. Sin embargo, empresas como CPC o Electroingeniería manejaban su recaudación por fuera de Clarens.


“El mecanismo instaurado por orden de Néstor Kirchner era simple”, explicó. Las empresas dejaban sumas en pesos con la anotación del monto cobrado en cada obra. El 10% del contrato era destinado a la coima. Clarens convertía esos pesos en dólares en el mercado informal, obteniendo una comisión como ganancia personal.


Con el dinero ya cambiado, coordinaba la entrega con Muñoz en el Hotel Panamericano o en el edificio de Juncal y Uruguay, domicilio del matrimonio Kirchner. También relató pedidos específicos, como la solicitud de conseguir euros en billetes de 500 “porque ocupaban menos lugar”.

 


El rol de la “Camarita” y la cartelización

 


Clarens explicó en detalle el funcionamiento de la cartelización en la obra pública. La Camarita entregaba listados mensuales con obras, presupuestos oficiales, empresas adjudicatarias, montos ofertados y sobreprecios. Las licitaciones se discutían internamente entre las constructoras, que negociaban “pases”, definían quién ganaba y acordaban acompañamientos en UTE.


El sobreprecio rondaba el 20%: la mitad se destinaba a coimas y el resto a generar dinero negro. Los adicionales de obra también generaban pagos ilegales, aunque ese tramo no lo manejaba Clarens.


Según su estimación, el dinero que circuló en esta operatoria habría ascendido a unos 30 millones de dólares.





Menciones directas a Cristina Kirchner



En su declaración, Clarens hizo referencia a dos intervenciones atribuidas directamente a la entonces presidenta:

1.      Adjudicación de obra a Cristóbal López
José López le habría transmitido que Cristina Kirchner le pidió que un tramo de la Ruta 40 —ya licitado— fuera adjudicado a López. Clarens relató que llamó a quienes habían comprado el pliego para advertirles que debían retirarse o acompañar. Finalmente, la obra quedó en manos del empresario.

2.      El rescate de GOTTI
Tras la muerte de Néstor Kirchner, aseguró que Cristina Kirchner ordenó “salvar” a Gotti Hermanos, una empresa vinculada a Báez. López le indicó que debía darle apoyo y encargarse de sus cobranzas debido a que la firma tenía las cuentas cerradas. Posteriormente, Gotti fue adquirida por la empresa Rovella.


Aportes para la campaña y pedidos especiales


Clarens también declaró que entre 2012 y 2013 algunas empresas —ESUCO, Cartellone, Losi, CHEDIAK y Roggio— aportaron dinero para campañas del kirchnerismo. Ese dinero, convertido previamente a dólares, era entregado a López en un departamento cerca del Hotel Faena.


Según dijo, durante 2014 y 2015 continuaron los pedidos de fondos. López le explicó que se debía a un “reclamo fuerte” de Hebe de Bonafini por Sueños Compartidos y la necesidad de pagar honorarios a un estudio de abogados en Mendoza.


En otro pasaje, Clarens confirmó la versión del propio López: que este preparaba el listado de pagos de Vialidad con Cristina Kirchner, y que ella estaba al tanto de quiénes cobraban primero.


En el cierre de su confesión, el financista reveló que Muñoz le había contado que el dinero “se guardaba en archivos metálicos dentro de una bóveda en el subsuelo de la casa de los Kirchner en El Calafate”, donde había “un olor intenso a tinta”. Relató además que los viernes el efectivo era transportado en aviones oficiales desde Aeroparque al aeropuerto de Río Gallegos o El Calafate.


Con información del diario Clarín

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