
El caso de Serena Kelley, obligada a casarse con el líder de la secta Niños de Dios cuando apenas tenía tres años, volvió a conmover tras la difusión de un testimonio desgarrador en el que la mujer reflexiona sobre su historia y denuncia el silencio que permitió su sufrimiento. En diálogo con diversos medios y recopilado por Noticias Argentinas (NA), Kelley aseguró que su madre “la entregó” sin que nadie cuestionara el abuso: “Nunca tuve la sensación de ser una persona. Me percibía como un objeto”, expresó.
La secta, fundada por David Berg, mantuvo durante décadas prácticas extremas bajo el amparo de un supuesto orden espiritual. Según relató Kelley, escapar no fue sencillo. “La libertad aterra al principio”, reconoció, al recordar cómo debió reconstruir su vida después de huir de ese entorno. “Te sientes incompleta, culpable, deseando volver solo para no tener que decidir sola”, escribió, describiendo el miedo que acompaña a las víctimas incluso después de salir.
Hoy, ya adulta, la mujer exige que su historia sirva como advertencia y como llamado urgente a la acción. “No pido piedad ni ira. Solo exijo memoria y verdad, para que ninguna niña tenga que vivir lo que a mí me arrebataron”, sostuvo. También fue contundente ante quienes le sugieren “dejar atrás” su pasado: “Sigo siendo una niña de tres años, con un vestido viejo y la promesa del profeta clavada en el pecho. No dejaré que esto se olvide”.
Luego de escapar definitivamente en 2002, Kelley logró reencontrarse con su madre y comenzó un proceso de recuperación que la llevó a estudiar en Estados Unidos. En 2015 se graduó como Licenciada en Comunicaciones Corporativas y continuó su formación en Tecnologías de la Información, trazando un camino propio tras una infancia marcada por abusos y silencio.