
La última audiencia del juicio por el asesinato de Luján Nieva, la niña de 11 años que fue vista por última vez el 25 de agosto de 2024, dejó momentos cargados de dolor. Su madre, visiblemente afectada, expresó ante los jueces que el vacío que dejó su hija “es infinito”. Minutos después, el Tribunal —integrado por Marcos Núñez Campero, Cecilia Tasquer y Matías Graña— anunció un cuarto intermedio antes de la lectura del veredicto.
Pasadas las 11, los magistrados declararon culpable a Walter Mateo Córdoba, de 39 años, imponiéndole prisión perpetua por homicidio doblemente agravado, una figura que contempla la alevosía y la violencia de género. La sentencia se ajustó al pedido realizado por la fiscalía encabezada por Mónica García de Targa. Aunque no se acreditaron otras circunstancias mencionadas en la acusación inicial, el tribunal consideró que la evidencia científica presentada fue contundente.
El análisis del ADN, junto a los informes elaborados por especialistas del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF), permitieron reconstruir lo ocurrido: la menor salió hacia un comercio cercano y, al pasar por la casa del acusado, fue interceptada. Córdoba aprovechó el vínculo de confianza que tenía con la niña para hacerla ingresar, donde posteriormente la atacó brutalmente y causó su muerte.
Tras el crimen, el imputado intentó ocultar lo sucedido trasladando el cuerpo hacia la parte trasera de la vivienda, donde lo sometió a fuego y luego fragmentó los restos. Parte de las vísceras fueron halladas ocultas en un tacho, cubiertas con tierra y una planta, un detalle que estremeció a los investigadores y al tribunal durante el juicio.