
La diabetes se produce cuando el organismo no utiliza adecuadamente la insulina —la hormona encargada de regular el nivel de glucosa en sangre—, lo que provoca un aumento de azúcar en el torrente sanguíneo. Si no se detecta o trata a tiempo, puede derivar en complicaciones que afectan órganos como el corazón, los riñones, los ojos y los pies.
Existen distintos tipos de diabetes, siendo la tipo 2 la más frecuente, vinculada principalmente al sobrepeso, la mala alimentación y el sedentarismo. Sin embargo, una alimentación equilibrada y la actividad física regular pueden ayudar a prevenirla o retrasar su aparición, explicó la Dra. Valeria El Haj.
En el marco del Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora este viernes, la especialista señaló en un informe al que accedió la Agencia Noticias Argentinas que evitar las complicaciones de esta enfermedad requiere constancia, control y educación adecuada. Entre los hábitos fundamentales mencionó:
Controlar la glucemia con regularidad, según indicación del equipo médico.
Mantener una alimentación equilibrada, con porciones adecuadas y bajo consumo de azúcares simples.
Realizar actividad física en forma regular y adaptada a cada persona.
Cumplir con los controles médicos periódicos: análisis de sangre, control de presión arterial y revisión del pie diabético.
Cuidar la piel y los pies para prevenir lesiones o infecciones.
No fumar y moderar el consumo de alcohol, ya que agravan las complicaciones vasculares.
Buscar apoyo y educación continua para comprender mejor la enfermedad y manejarla adecuadamente en la vida diaria.
La directora médica nacional de Ospedyc subrayó que es fundamental que las personas con diabetes cuenten con información y herramientas para cuidar su salud y prevenir complicaciones, y remarcó que una buena alimentación, el control regular de la glucemia, la actividad física y los chequeos médicos “son pilares del tratamiento”.
La alimentación como herramienta de prevención y salud
En el Día Mundial de la Diabetes, el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires destacó que esta fecha representa una oportunidad clave para recordar el rol central que tiene la alimentación en la calidad de vida de quienes conviven con esta patología.
La incidencia de la diabetes está en aumento en todo el mundo, impulsada por el sedentarismo, el sobrepeso, el estrés y los malos hábitos alimentarios. La mayoría de los casos corresponden a diabetes tipo 2, un tipo que puede prevenirse o incluso revertirse mediante un estilo de vida saludable y una nutrición basada en alimentos de origen vegetal.
La licenciada en Nutrición Victoria Núñez (M.P. 5.276) explicó que la alimentación cumple un papel esencial en este proceso y que no se trata de “hacer dieta”, sino de aprender a comer de manera equilibrada, consciente y sostenible en el tiempo.
Una alimentación saludable para prevenir o controlar la diabetes incluye frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas magras y grasas de buena calidad, limitando el consumo de ultraprocesados, azúcares añadidos y bebidas azucaradas.
Comprender cómo influyen los alimentos en la glucemia, leer etiquetas, organizar las comidas y adoptar rutinas que incluyan movimiento son pasos claves para empoderar a las personas y ayudarlas a tomar decisiones más saludables.
En ese sentido, Núñez señaló que los nutricionistas tienen “un papel fundamental en el abordaje de la diabetes”, acompañando al paciente no solo en la planificación alimentaria, sino también en la construcción de hábitos duraderos y realistas que consideren su entorno, cultura alimentaria y emociones. La educación nutricional personalizada —remarcó— puede transformar la relación con la comida y mejorar los resultados del tratamiento.
La diabetes no solo afecta los niveles de azúcar en sangre, sino también la salud cardiovascular, renal y ocular, entre otras. Por eso, una alimentación equilibrada busca tanto controlar la glucosa como proteger el corazón y reducir el riesgo de complicaciones.
“La prevención comienza en la mesa y se sostiene en el tiempo. Cada elección cuenta. Priorizar alimentos frescos y no tanto de paquete, moverse más y realizar controles con profesionales idóneos son acciones simples que pueden salvar vidas”, destacó la nutricionista.
La educación, el acompañamiento profesional y la conciencia colectiva son herramientas esenciales para construir un futuro más saludable.