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A CINCO AÑOS DEL CRIMEN DE FERNANDO BÁEZ SOSA

A cinco años del crimen: cómo cambió la vida de Julieta, pareja de Fernando

Tras la brutal muerte de Fernando Báez Sosa, su pareja decidió alejarse por completo de la exposición mediática y reconstruir su vida lejos del caso. Hoy, con 23 años, es bailarina profesional y se dedica a la docencia y a los shows en vivo.

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17 nov, 2025 10:00 a. m. Actualizado: 17 nov, 2025 10:00 a. m. AR
A cinco años del crimen: cómo cambió la vida de Julieta, pareja de Fernando

El estreno del documental sobre el crimen de Fernando Báez Sosa volvió a poner en agenda uno de los hechos más conmocionantes del país, y con él también resurgió el nombre de Julieta Rossi, quien fuera la novia del joven asesinado a golpes en la puerta del boliche Le Brique, en Villa Gesell. Aquel 18 de enero de 2020 marcó un antes y un después en su vida, que tomó un rumbo totalmente distinto luego del ataque perpetrado por ocho rugbiers.



Julieta, que se encontraba en el boliche la noche del crimen, acompañó durante los primeros días el dolor de Graciela Sosa y Silvino Báez, pero decidió alejarse de la exposición tras un duelo silencioso que la llevó a recluirse durante un año. Su testimonio no apareció en el reciente documental porque eligió no volver a hablar del caso ni revivir públicamente los hechos que la marcaron para siempre.



Con el paso del tiempo, Julieta tomó la decisión de reconstruir su vida desde otro lugar. A pesar de haber planeado estudiar Derecho junto a Fernando, eligió otro camino y encontró en la danza una forma de sanar. Hoy, a sus 23 años, es bailarina profesional, profesora y creadora de contenido, con más de 380 mil seguidores en sus redes y coreografías que superan el millón de reproducciones.



Su carrera artística no dejó de crecer: da clases en estudios reconocidos de Buenos Aires, participa en videoclips y shows en vivo, y ya compartió escenario con artistas como Ecko, Aitana, Connie Isla, Marty D y Flor Vigna. Viajó dos veces a Los Ángeles para perfeccionarse en el prestigioso Millennium Dance Complex, un sueño que veía lejano antes de la tragedia. Hoy, esa disciplina se transformó no solo en su profesión, sino también en un refugio personal.

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