Considerado como el argentino más importante de la historia, Francisco dejó una deuda pendiente que él mismo se reprochó más de una vez durante sus 12 años de pontificado: siendo Papa no volvió a visitar al país en el que nació y vivió la mayor parte de su vida. Para muchos analistas, una de las razones por las que Jorge Bergoglio optó por no regresar a la Argentina tras ser ungido como el primer Sumo Pontífice no europeo en 2013 fue la polarización política que viene transitando nuestro país en las últimas décadas.
En ese contexto, Francisco mantuvo una relación con vaivenes con los cuatro presidentes que gobernaron la Argentina mientras él se desempeñó como líder de la Iglesia Católica.
Si bien nunca dejó de lado el diálogo con los jefes de Estado, al margen de su filiación política, su relación con todos transitó entre los gestos de afecto y sutiles demostraciones de rencor, con la famosa “grieta” como telón de fondo.
Cristina Kirchner
Antes de ser elegido Papa, Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires, mantuvo una tensa relación con el matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner, por su postura crítica frente a la corrupción y la pobreza. Los Kirchner lo llegaron a considerar como “jefe espiritual” de la oposición y esquivaban la posibilidad de tenerlo frente a frente para las fechas patrias, temerosos por las filosas homilías que el entonces cardenal pronunciaba desde el púlpito.
Inclusive, dirigentes afines al kirchnerismo lo acusaron de haber sido cómplice de la última dictadura.
Sin embargo, tras el fuerte impacto mundial que provocó Francisco al asumir, con una postura humilde y de cercanía con los sectores más vulnerables, Cristina Kirchner decidió encarar un acercamiento. El primer encuentro oficial entre el Papa y la actual presidenta del PJ fue el 18 de marzo de 2013, un día antes de la ceremonia de inicio del pontificado. Durante aquella reunión en la residencia Santa Marta, Cristina le regaló al Papa un equipo de mate y un poncho, símbolos de la cultura argentina. El gesto fue interpretado como un intento de fortalecer los lazos y dejar atrás las diferencias pasadas.
A partir de entonces, el kirchnerismo dio un giro radical y Cristina le pidió ayuda para su gobierno. Francisco decidió entonces mirar hacia adelante y llegó a apuntalarla cuando consideró que estaba débil en el cargo, con su recordada frase: “Hay que ayudar a Cristina”.
En poco más de dos años, Cristina y Francisco se reunieron siete veces en total: cuatro en el Vaticano y el resto en Brasil, Paraguay y Cuba. Estas reuniones, algunas de más de una hora de duración, reflejaron una relación en evolución, pasando de la confrontación a una colaboración más cercana en asuntos de interés común. A pesar de los desencuentros iniciales, ambos mantuvieron un diálogo respetuoso. La relación volvió a tensarse en 2015, cuando Cristina eligió a Aníbal Fernández como candidato a gobernador de Buenos Aires, quien era muy resistido por la Iglesia.
Mauricio Macri
Con Mauricio Macri, en cambio, Bergoglio mantuvo desde un principio una relación casi distante, marcada por la formalidad, la moderación y el respeto, con más frialdad en comparación con el trato que había tenido antes con Cristina Kirchner.
El primer encuentro oficial entre ambos tuvo lugar en febrero de 2016 y duró aproximadamente 22 minutos, un tiempo considerablemente más corto que las reuniones que solía sostener con Cristina. De hecho, las imágenes de este encuentro mostraron a un Francisco con semblante serio, lo que generó especulaciones sobre una posible tensión entre ambos líderes.
Francisco y Macri, en cuatro años, solamente se vieron dos veces, en 2016, confirmando que no tenían una muy buena relación. Ya cuando el expresidente se desempeñaba como jefe de Gobierno porteño, el entonces obispo Bergoglio le había reprochado por no apelar una sentencia de una jueza de CABA que había habilitado el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Tras la elección de Macri como presidente, Francisco le atribuyó a miembros del gobierno no solo apostar a una relación distante con él, sino a “hacer campaña en su contra”, como se lo dijo en una ocasión al primer mandatario. En cambio, mantuvo siempre una relación cercana con otros dirigentes del PRO como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Esteban Bullrich.
En su libro “Primer Tiempo”, Macri sugirió sutilmente que el pontífice había saboteado su aspiración a la reelección en 2019. Era habitual escuchar a ciertos analistas afirmar que Bergoglio alentó a la Iglesia a jugar a favor del Frente de Todos y que simpatizaba con cristinistas como Juan Grabois, a quien le otorgó un cargo en El Vaticano.
Alberto Fernández
La presidencia de Alberto Fernández marcó un nuevo capítulo en la relación entre el papa Francisco y los líderes argentinos. Fernández, un dirigente peronista avalado por CFK, llegó al poder con un discurso de unidad y diálogo, lo que facilitó un acercamiento inicial con el Vaticano.
Ya habían tenido una aproximación incluso antes de que Cristina le propusiera postularse a presidente, al verse dos veces con Francisco en El Vaticano. Durante la campaña, el sumo pontífice tomó distancia de todos los candidatos.
El primer encuentro oficial entre ambos fue el 31 de enero de 2020, en tono distendido. Alberto se ufanaba por entonces de su relación el Papa y aseguraba tener contacto directo con el pontífice. Pero, con el correr de los meses, su relación se fue tensando. El empeño del expresidente en impulsar la legalización del aborto alejó a Francisco, sobre todo por haber sacado la ley en medio de la pandemia, con una larga cuarentena que había agravado la ya deteriorada situación social. La Conferencia Episcopal Argentina el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, expresando que buscaba “crear divisiones entre los argentinos”.
El segundo y último encuentro fue en mayo de 2021. En ese momento se dijo que discutieron la situación del país, incluyendo la gestión de la pandemia, la crisis económico-financiera y la lucha contra la pobreza. Es sabido que el exmandatario le pidió ayuda para la renegociación de la deuda con el FMI.
Siempre elogioso, Fernández eligió “Francisco” como nombre para el hijo que tuvo con Fabiola Yañez en abril 2022, en un claro homenaje al sumo pontífice. Sin embargo, desde el Vaticano señalaron que el Papa no estaba de acuerdo en que Alberto usara su nombre en varias oportunidades para sacar rédito político; algo que antes había hecho Cristina Kirchner, provocando la misma reacción.
Javier Milei
El vínculo entre el papa Francisco y Javier Milei empezó mal, ya que antes de asumir la presidencia el actual kefe de Estado había emitido fuertes críticas hacia el pontífice, calificándolo de “representante del maligno en la Tierra”, “comunista impresentable” y “zurdo asqueroso”, entre otros insultos.
Sin embargo, tras su victoria electoral, Milei adoptó un tono más conciliador. A pesar de sus críticas previas, intentó acercarse al Vaticano por razones protocolares y estratégicas.
Primero, la noche en que Milei fue elegido presidente, mantuvieron un diálogo telefónico. Luego, en enero de 2024, el presidente le envió una carta al papa Francisco en la que le expresaba su deseo de trabajar juntos por “la paz y la prosperidad”. Y en febrero del mismo año finalmente se concretó un encuentro privado en el Vaticano que se extendió por aproximadamente una hora, en buenos términos.
La reunión fue interpretada como un gesto de buena voluntad por parte de ambos líderes, buscando superar las diferencias iniciales y establecer una relación de cooperación. No obstante, las posturas ideológicas divergentes entre el pontífice y el presidente eran insoslayables; y su vínculo no pasó de lo diplomático.
Con información de TN