La muerte de Hulk Hogan conmovió tanto al mundo del deporte como al cine. El ícono de la lucha libre falleció este jueves a los 71 años y una de las primeras figuras de Hollywood en despedirlo fue Sylvester Stallone, quien compartió con él una de las escenas más recordadas del cine de acción: la pelea en el ring de “Rocky III”. “Tengo el corazón roto”, escribió el actor en sus redes, donde lo recordó como un profesional preciso, fuerte y, sobre todo, amable.
Stallone confesó que a lo largo de su carrera recibió muchos golpes, pero que lo que vivió con Hogan en el set fue diferente. Durante el rodaje, el luchador, cuyo nombre real era Terry Bollea, le provocó una fractura de clavícula al lanzarse desde un rincón del ring. “Cuando lo vi pararse ahí arriba parecía la ballena de Moby Dick de lo grande que era”, relató con humor y admiración. A pesar de las lesiones que sufría por su actividad, dijo que Hogan siempre perseveró y fue “lo más agradable posible con todos”.
La noticia de su fallecimiento llegó semanas después de que su esposa desmintiera rumores de que el luchador estaba en coma. Hogan debutó en 1979 en la entonces WWF (hoy WWE) y se convirtió en un símbolo global de la lucha libre, especialmente durante los años 80 y 90. Su marca registrada, “Hulkamania”, se expandió a la televisión y el cine, con participaciones en películas como No Holds Barred y la serie Baywatch.
A pesar de haber atravesado polémicas mediáticas por dichos racistas y la filtración de un video íntimo, Hogan fue ampliamente reivindicado en los últimos años por sus colegas y fanáticos. Su carisma, su impacto cultural y su figura imponente lo convierten en un referente eterno de la lucha libre. Sylvester Stallone, su compañero en la ficción, resumió el sentimiento general: “Fue único”.