
Foto: Butti Photos
Organizar un evento deportivo no es nada fácil. Y menos de la envergadura de un WTA 125, como lo es el Tucumán Open que se está desarrollando esta semana en Lawn Tennis. Hay cientos de actores, y todos ellos son fundamentales para el correcto funcionamiento. Entre ellos, aparece un grupo de chicos que deja todo en la cancha para aportar lo suyo: los ball kids o alcanzapelotas.
Según contó el director del torneo, Mariano Ink, la WTA exige estándares a cumplir en diferentes áreas. Los ball kids entran dentro de esas exigencias, y en Tucumán, hasta ahora, se está cumpliendo a la perfección. Todo gracias al trabajo de los coordinadores y, principalmente, a la voluntad de los chicos que, como voluntarios, cumplen esa tarea con alegría.
"La mitad de los chicos ya sabían cómo cumplir este rol porque ya habían participado en otros torneos. A la otra mitad la llamamos dos semanas antes, y en clases de tenis hacíamos jugar a alumnos y los chicos se metían a la cancha para que les enseñáramos cómo era el movimiento de pelota, qué tenían que hacer en los cambios de lado y demás", explicó Virginia Ruiu, una de las coordinadoras de los ball kids, a TdN.
"Lo que más les pedimos es concentración, y sobre todo que cumplan con el lanzamiento de la pelota, cómo se las lanzan a las jugadoras y también cómo se las tiran a los compañeros, que es totalmente distinto", agregó Ruiu.
Las edades de los chicos y chicas, detalló Ruiu, varían entre los 10 y los 18 años, aunque hay algunos pocos casos donde llegan a 21 o 22 años, ya que son voluntarios de la Facultad de Educación Física. Aunque no reciben pago alguno, los ball kids reciben indumentaria del patrocinador del torneo (en este caso, Joma) y también tienen incluida la comida y bebida durante todo el día.
Más allá de lo que puedan conseguir a cambio, para quienes se ofrecen a este rol, la experiencia es única. Así lo relataron algunas de las chicas que participaron del certamen como ball kids.
"Me ofrecí porque me gusta poder compartir con mis compañeros y poder interactuar con las jugadoras", contó Ana, una de las chicas menores de 12 años que es ball kid, junto a sus amigas Paula y Delfina. "Me uní porque es divertido", contó entre risas Paula, que se presentó como "La Pauli". "Me uní porque me gusta estar cerca de las jugadoras y pasar tiempo con mis amigas", completó Delfina Koch, que está entre las ocho mejores tenistas del país en la categoría Sub-12.
¿Qué es lo mejor de ser ball kid? "Al estar parada viendo el partido, se pueden aprender varias cosas que capaz que no las aprendemos en los entrenamientos", dijo Ana. "Son cosas que te pueden servir para el futuro, para tu tenis. Me gusta como nos tratan a los ball kids, siempre nos dan cosas", sostuvo Delfina. "Yo conocí gente nueva", destacó Paula.
Además, las tres eligieron jugadoras en cuyos partidos les gustaría ser ball kids. "Solana Sierra, me gusta mucho cómo juega", lanzó Ana. "Serena o Venus Williams", dijo Paula. "Jannik Sinner", cerró, por su parte, Delfina.
En sus voces, se encarnan las del plantel completo de ball kids, que sueñan con ser, algún día, como esas tenistas a los que les alcanzan las pelotas durante los partidos del Tucumán Open, con prolijidad, respeto y, sobre todo, mucha admiración.
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