Claramente, es difícil definir a este equipo de Atlético Tucumán, que parece vivir en dos mundos paralelos: de visitante no gana desde enero, pero en casa mantiene un invicto de nueve partidos. Ante el campeón del Apertura, Platense, la obligación de quedarse con los tres puntos era evidente. El Decano solo consigue triunfos en el Monumental José Fierro, y si quiere mantener viva la ilusión de clasificar a los playoffs, no puede fallar en su fortaleza.
Con la ausencia de Bajamich, Lucas Pusineri eligió a Ramiro Ruiz Rodríguez para acompañar a Leandro Díaz en la delantera y sostuvo en el mediocampo a Kevin López. El primer tiempo fue demasiado opaco, plagado de imprecisiones y con escaso ritmo. Las situaciones más claras fueron para el Calamar, con dos mano a mano que Matías Mansilla resolvió con valentía y reflejos. La respuesta llegó desde un disparo lejano de López que exigió una gran intervención de Federico Losas. Sin embargo, la escena clave del capítulo inicial fue la expulsión de Raúl Lozano: el defensor fue con la plancha sobre Adrián Sánchez y, tras la revisión del VAR, Fernando Espinoza le mostró la roja directa.
Con un hombre más, Atlético Tucumán aprovechó rápidamente la ventaja. Primero, Nicolás Laméndola lanzó un centro preciso desde la izquierda que Ruiz Rodríguez conectó de cabeza para abrir el marcador. Luego, un contragolpe perfecto encabezado por Kevin Ortiz dejó solo a Ignacio Galván —el lateral que había ingresado por Miguel Brizuela—, quien definió de derecha para el 2-0 final. Platense, agotado y sin respuestas, no logró inquietar al conjunto local, y el resultado quedó sellado.
Una victoria que alimenta la ilusión del Decano, aunque deja el interrogante por el bajo nivel mostrado en la primera parte. Pusineri y sus dirigidos deberán demostrar si pueden romper el maleficio fuera de casa el próximo domingo, cuando visiten a Instituto en Córdoba.
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