
El popular medicamento Ozempic, utilizado originalmente para tratar la diabetes tipo 2 y convertido en un fenómeno global por su efecto para bajar de peso, vuelve a ser eje de preocupación sanitaria. En Australia, se detectaron 20 casos de pensamientos suicidas entre pacientes que consumen agonistas de GLP-1, lo que motivó una advertencia oficial destinada a quienes utilizan estos fármacos sin supervisión médica.
Estos medicamentos imitan la acción de una hormona que regula la glucosa y reduce el apetito, motivo por el cual millones de personas comenzaron a emplearlos como vía rápida para adelgazar. Sin embargo, expertos advierten que su uso descontrolado puede generar complicaciones graves, desde interacciones con otros tratamientos hasta trastornos del estado de ánimo. El incremento de reportes vinculados a la salud mental obligó a revisar sus efectos sobre el sistema nervioso.
La investigación señala que estos compuestos actúan en áreas del cerebro relacionadas con la regulación emocional y los circuitos de recompensa, donde la dopamina cumple un rol esencial. La estimulación prolongada de estos receptores podría alterar ese equilibrio y desencadenar episodios depresivos o pensamientos autolesivos en algunos pacientes, un riesgo que ya había sido mencionado en estudios previos de 2024 y reportes internacionales.
Aunque los especialistas aclaran que no todas las personas desarrollan estos síntomas, el nuevo registro obliga a extremar la vigilancia, sobre todo entre quienes consumen Ozempic sin diagnóstico médico ni seguimiento profesional. Las autoridades insisten en consultar rápidamente ante cualquier cambio emocional y recuerdan que la pérdida de peso debe abordarse con hábitos saludables y no mediante atajos farmacológicos que pueden comprometer la salud.