Noticias Argentinas difundió que el Día Mundial de la Visión se celebra cada segundo jueves de octubre, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB). Su objetivo es concientizar sobre las enfermedades visuales, promover su detección temprana y destacar la importancia de la prevención para evitar la pérdida de visión.
Esta jornada invita a reflexionar sobre la necesidad de cuidar la salud ocular desde los primeros años de vida. En la actualidad, uno de los mayores desafíos es la exposición temprana y prolongada a las pantallas —como celulares, tablets, televisores y computadoras—, que puede afectar negativamente el desarrollo visual infantil
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Asociación Americana de Pediatría (AAP) recomiendan evitar el uso de pantallas en niños menores de 10 meses, salvo en casos puntuales como videollamadas. Entre los 18 y 24 meses, los contenidos deben ser seleccionados cuidadosamente, con supervisión adulta y explicaciones sobre lo que se está viendo. Para los niños de entre 2 y 5 años, se sugiere limitar el tiempo frente a las pantallas a un máximo de una hora diaria, siempre con supervisión.
La doctora Valeria El Haj, directora médica de OSPEDYC, destaca que durante los primeros cinco años, el sistema visual se encuentra en pleno proceso de maduración, y que en esta etapa la estimulación adecuada —a través del juego libre, el contacto con la naturaleza y la lectura compartida— favorece el desarrollo de la visión binocular, la coordinación ojo-mano y la capacidad de orientación en el entorno. Sin embargo, advierte que el uso excesivo de pantallas puede interferir en estos procesos naturales.
Entre los principales problemas asociados al uso desmedido de dispositivos en la infancia, se encuentran:
Fatiga visual digital (ojos rojos, sequedad ocular, menor frecuencia de parpadeo).
Mayor predisposición a la miopía.
Retrasos en habilidades visuales y motoras finas, debido a la falta de actividades manuales.
Alteraciones del sueño, ya que la luz azul de las pantallas interfiere con los ritmos circadianos, que funcionan como un “reloj interno” y regulan las funciones corporales, incluido el descanso.
La Dra. El Haj enfatiza que, por estas razones, es fundamental que familias y educadores adopten medidas preventivas, como:
Evitar el uso de pantallas en menores de 2 años.
Limitar su uso a una hora diaria en edad preescolar, siempre con supervisión.
Fomentar al menos dos horas diarias de actividades al aire libre.
Incentivar la lectura en papel y los juegos que estimulan la coordinación ojo-mano.
Realizar consultas preventivas al oftalmólogo infantil, incluso en ausencia de síntomas.
La visión es un recurso invaluable para el aprendizaje y el desarrollo integral de los niños. Por ello, en el marco del Día Mundial de la Visión, los especialistas hacen un llamado a las familias para lograr un equilibrio entre el uso de tecnología y la incorporación de hábitos saludables que protejan la salud ocular infantil y aseguren un mejor futuro.
El Consejo Argentino de Oftalmología (CAO) recuerda que los controles oftalmológicos regulares son esenciales para detectar a tiempo enfermedades que pueden derivar en pérdida de visión o comprometer la salud general.
El Dr. Leonardo Fernández Irigaray, médico oftalmólogo, especialista en niñez y adolescencia y miembro del CAO, señala que “el cuidado ocular no solo preserva la vista: también puede ayudar a detectar enfermedades sistémicas como hipertensión, diabetes o colesterol alto. Los ojos son una ventana al estado general del organismo”.
El CAO recomienda realizar al menos una evaluación oftalmológica anual y acudir al especialista de inmediato ante la aparición de síntomas, incluso si son temporales, como:
Dolor o enrojecimiento ocular.
Pérdida parcial o total de la visión.
Visión doble o distorsionada.
Destellos, sombras o “moscas volantes”.
Dificultad para distinguir colores o pérdida súbita del campo visual.
Lesiones o golpes en el ojo o en el hueso circundante.
Dificultad para ver de noche.
Desenfoque de objetos cercanos o lejanos.
Picazón persistente o secreción ocular.
El Dr. Fernández Irigaray advierte que “no hay que acostumbrarse a ver mal. Cuanto antes se detecte la causa, mejores son las posibilidades de recuperación”.
Desde el CAO también promueven una serie de hábitos saludables que pueden reducir el riesgo de enfermedades visuales y mejorar la calidad de vida:
Alimentación equilibrada, rica en verduras de hoja verde, zanahorias, pescados y frutas cítricas, que aportan vitaminas A, C y omega-3.
Actividad física regular, al menos 30 minutos la mayoría de los días, para mejorar la circulación y reducir el riesgo de glaucoma y retinopatía diabética.
Uso de anteojos adecuados, con protección 100% contra rayos UVA/UVB, y gafas especiales en actividades laborales o deportivas.
Descanso suficiente, entre 7 y 8 horas diarias, para permitir la regeneración y lubricación natural de los ojos.
El especialista concluye que “la prevención también se construye desde los hábitos cotidianos: alimentarse bien, dormir lo suficiente y proteger los ojos del sol son gestos simples que marcan una gran diferencia” y recuerda que “la vista no se reemplaza. Los controles regulares y los hábitos saludables son la mejor inversión para mantener los ojos sanos y disfrutar plenamente del entorno”.