
Atlético Tucumán atraviesa un momento crítico, en medio de semanas agitadas y un clima interno cada vez más espeso. La falta de concentración por incumplimientos en los pagos de premios, el enojo de la hinchada —que llegó a lanzar billetes al campo—, los cruces entre jugadores y dirigentes, la salida poco prolija de Lucas Pusineri y la llegada del joven e inexperto Hugo Colace conforman un cóctel difícil de digerir. La goleada sufrida ante Independiente por 3-0 solo echó más leña a un fuego que no deja de avivarse con el correr de los días, sin ningún bombero que se haga cargo.
En este contexto, el Decano deberá afrontar una verdadera final ante Godoy Cruz. El escenario cambió drásticamente: de pelear por un lugar en los playoffs a luchar por la permanencia. Con apenas seis puntos en disputa y una diferencia de cuatro respecto a los equipos comprometidos con el descenso, Atlético necesita un golpe de autoridad que le permita aferrarse a Primera División.
La reacción de la gente será una incógnita en el próximo compromiso. El enojo sigue latente, y el recuerdo de lo ocurrido ante San Lorenzo —cuando el plantel se vio sobrepasado por la presión— aún pesa. Los referentes, señalados junto con la dirigencia como responsables del presente, deberán tomar la posta y cargar con este fierro caliente.

En medio del caos, una voz pidió calma. Leandro “Loco” Díaz, delantero y símbolo del equipo, publicó un mensaje en redes sociales con un llamado a la unidad: “Nos vemos en una semana en donde tendremos que dejar de lado el enojo y tirar para adelante por un solo propósito que es Atlético, porque el mandamiento así lo dice. Estos colores y este escudo por encima de todos y de todas las situaciones ¡Vamos Decano!”, escribió junto a una imagen de la hinchada.
Se avecina otra semana cargada de tensión para el Decano, con horas decisivas que marcarán el futuro inmediato de un club que busca reencontrarse con su identidad y su gente.
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