El sacerdote argentino Gabriel Eduardo Romanelli, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, fue herido tras un ataque israelí que impactó de lleno en el templo, donde se refugiaban entre 500 y 600 personas. “El impacto fue directo, con esquirlas y heridos por todos lados. La cruz del templo se salvó con una piedra”, relató desde Gaza en diálogo con Radio Mitre. El lugar funcionaba como refugio para cristianos y musulmanes desplazados por el conflicto.
Según Romanelli, al momento de la explosión, dentro de la iglesia había menos personas que lo habitual, gracias a las precauciones que él mismo promovía. Aun así, el ataque dejó 15 heridos, tres muertos y dos jóvenes en estado delicado. El cura, de 53 años y oriundo del barrio porteño de Villa Crespo, sufrió una herida menor y continúa coordinando la ayuda humanitaria desde el templo. “Yo estoy bien, fue solo una infección en la pierna”, aseguró.
El incidente generó reacciones en todo el mundo. Desde Buenos Aires, la Cancillería argentina expresó su preocupación al Estado de Israel y exigió respeto por los lugares de culto y el personal religioso. En un comunicado oficial, reiteró su “compromiso con la protección de civiles y espacios humanitarios”, y recordó que ese resguardo es un principio esencial del derecho internacional humanitario.
Romanelli, que pertenece al Instituto del Verbo Encarnado y lleva décadas en Tierra Santa, no minimizó la gravedad de lo ocurrido. “No hay dudas de que fue un bombardeo. Esto nos pasa todo el tiempo”, advirtió. Mientras tanto, la Iglesia de la Sagrada Familia sigue operando como uno de los últimos espacios de contención para una comunidad atrapada en medio del conflicto.