Paupérrimo. Cualquier otro calificativo quedaría corto para describir una tarde-noche para el olvido de San Martín, que ya acumula demasiadas en esta temporada, en un contraste absoluto con lo que supo mostrar el año pasado. Tras la derrota frente a Arsenal en La Ciudadela parecía difícil caer más bajo, pero este equipo siempre encuentra la manera de sorprender. Ante un Colegiales recién ascendido y de los rivales más accesibles en la recta final, el “Santo” tenía la oportunidad de levantar cabeza, aunque terminó mostrando, otra vez, su cara más gris.
Con la esperanza de reencontrarse con la victoria, Mariano Campodónico introdujo dos variantes en el once inicial: Nahuel Cainelli por Federico Murillo en el lateral derecho y Leonardo Monje en lugar de Nicolás Castro. Sin embargo, los cambios no movieron la aguja. Sin situaciones claras para ninguno de los dos equipos, fue el local el que golpeó primero: un mal despeje tras un tiro libre le dejó la pelota servida a Ian Rasso, que definió ajustado al primer palo, imposible para Darío Sand. Lo que era un baldazo de agua fría se transformó en tormenta minutos después: Cainelli se lesionó, y por esa misma banda llegó el segundo tanto, con un centro de Franco Hanashiro que encontró a Franco Zicarelli, implacable de cabeza.
El desconcierto fue total. Murillo ingresó, pero el daño ya estaba hecho. Un mediocampo sin ideas, con un Cuevas voluntarioso pero impreciso, más dos volantes centrales que chocaban entre sí, fue la muestra clara de un equipo sin rumbo. En el complemento entró Gonzalo Rodríguez para darle algo de profundidad, aunque el intento fue en vano. San Martín no tiene plan de juego: recurre al pelotazo para un Pino que gana poco y nada, mientras Franco García insiste más con malas que con buenas. Lo único positivo fue el regreso de Gustavo Abregú, que sumó 22 minutos y podría ser útil pensando en lo que viene.
Para colmo, Aníbal Paz, que ya había zafado de la expulsión en la primera parte, terminó viendo la roja tras una dura entrada. La imagen final fue la de un Campodónico abatido, donde antes había sonrisa, hoy hay un gesto adusto lleno de incertimbre. Lejos de ilusionarse con la final por el ascenso directo, San Martín deberá enfocarse en no quedarse sin Reducido. El próximo compromiso será este domingo 14 de septiembre, a las 20, en La Ciudadela frente a Atlanta, su inmediato perseguidor.
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