
La final del torneo quedó marcada por una escena que desató bronca, desconcierto y una ola de cuestionamientos: el gol que Concepción FC convirtió tras un pase profundo, centro al medio y definición a la red, pero que igualmente terminó invalidado. El asistente Víctor Escobar levantó el banderín y, en primera instancia, todos interpretaron un offside que no encajaba con el desarrollo de la jugada. La confusión creció de inmediato dentro y fuera de la cancha.
Sin embargo, desde el entorno arbitral surgió una versión que apunta a un problema técnico en la comunicación del equipo referil. Según confió una fuente cercana a “Tendencia de Noticias”, el cuarteto trabajó con un sistema de intercomunicadores que presentaba interferencias y una frecuencia inestable. En ese contexto, el cuarto árbitro habría advertido una mano en la acción previa al gol, pero su indicación no llegó con claridad al juez principal.

Ante esa falla, el asistente actuó siguiendo el protocolo: mantener el banderín abajo hasta el final de la jugada y luego marcar la infracción detectada por su compañero. El problema es que, al levantar la bandera para señalar la supuesta mano, el gesto fue interpretado de inmediato como un fuera de juego inexistente, lo que multiplicó el enojo de los jugadores de Concepción y derivó en empujones y reclamos airados.
La explicación arbitral no calmó la polémica, pero sí dejó al descubierto un factor determinante: un error en la comunicación interna terminó generando una decisión que cambió el rumbo de la final y alimentó un debate que, lejos de cerrarse, sigue sumando capítulos.
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