
¿Puede una ucraniana sentirse en casa en Tucumán, una ciudad tan lejana y tan distinta a su Kiev natal? Puede. Y si no, pregúntenle a Oleksandra Oliynykova, cuya consagración en el Tucumán Open WTA 125 fue vivida casi como si fuera una tucumana más. Antes de dejar la provincia, “Oly”, como la apodó el público tucumano, dialogó en exclusiva con TdN y dio detalles de su vida y su carrera.
La pasión por el tenis, cuenta Oliynykova, comenzó de muy pequeña. “Estaba obsesionada con el tenis desde que tenía 5 años. Recuerdo que cuando tenía 7, saludaba a la gente en todos lados, en el supermercado, en taxis, en bares, y decía 'hola, soy Oleksandra, voy a ser número 1 WTA y campeona de Wimbledon'. Decía eso a todos, a cualquier extraño, era mi forma de presentarme a cada persona”, recordó, divertida, la joven de 23 años.
Pero no era solo un sueño lejano. La posibilidad de ser profesional siempre estuvo presente en su vida, y su carrera tenística empezó muy temprano. “Era buena de chica. Fui campeona nacional cuando tenía 10 años, después jugué torneos junior y era muy buena”, asegura. Sin embargo, muy temprano en su vida, debió abandonar su Ucrania natal por cuestiones políticas.
“Tuvimos que dejar el país con mi familia. Hubo una revolución en 2013, porque en 2010 asumió el poder un presidente pro-Rusia, y estábamos en camino a seguir los pasos de Bielorrusia. Pero por toda la situación, mi familia fue afectada antes de la revolución, y tuvimos que irnos en 2011. Tenía casi 11 años”, recuerda Oliynykova.
Su familia, entonces, decidió instalarse en Croacia; según la ucraniana, fue la mejor elección. “Fue complicado, porque Ucrania es mi casa, estoy muy conectada con mi cultura de mi país, pero Croacia no es tan diferente. Es diferente, sí, pero aprender el idioma es fácil para ucranianos, es como la diferencia español y portugués. No fue tan difícil adaptarse como si hubiera sido en otro país. Fue difícil, pero si necesitaba elegir un país, Croacia era la mejor opción”, indicó.
Allí, su sueño de ser tenista continuó adelante. A los 12 años, adoptó la nacionalidad croata para poder competir a nivel continental. “Se ingresaba a los torneos europeos junior con el ranking nacional, y como mi familia tenía problemas políticos en Ucrania, no podía jugar torneos en Ucrania, entonces no podía entrar a los torneos internacionales”, explicó Oleksandra, sobre ese cambio.
Pero aunque continuó compitiendo, la carrera de Oliynykova no fue fácil, y atravesó varios momentos complicados. Y allí es donde se afianzó la figura de su padre, Denis Olinykov, a quien “Oly” atribuye mucho mérito de su evolución, e incluso del hecho mismo de que ahora sea jugadora profesional.

Foto: Butti Photos.
“Tuve un período difícil donde mi familia no tenía dinero, yo no tenía ningún sponsor, ningún apoyo, y mis resultados no eran buenos, pero no paré. La razón por la que no paré fue el apoyo de mi padre; no porque sea valiente y fuerte. Él me dijo que tenía que continuar porque soy diferente, y si continuaba trabajando, vería los resultados más tarde. Me dijo que no me fije en los resultados de otras personas porque tenía mi propio camino. Si no fuera por él, probablemente hubiera parado a los 18 años”, reconoció Oleksandra.
Y pese a algunos problemas con la Federación Croata de Tenis, Oliynykova continuó con su carrera. A los 16 años, sacó su primer punto WTA. Y en 2022, recuperó la nacionalidad ucraniana. “La razón por la que cambié nuevamente mi nacionalidad deportiva no fue por los problemas con la federación de Croacia. De hecho amo Croacia, es mi segunda casa, tengo muchos buenos amigos, pero no soy croata; soy ucraniana. Se sintió correcto; que todo estaba en el lugar donde debería estar”, reflexionó.
Padre, guía y mentor
Durante la etapa donde debió enfrentar adversidades económicas, Oliynykova cuenta que no tuvo ningún apoyo más que el de su padre. Por eso, jugó muchos torneos UTR (torneos por plata) e interclubes, para obtener cierto sustento económico. “Era un problema, porque cuando juegas estos torneos pasas tiempo que podrías pasar en ITF. Pero por otro lado, estoy orgullosa de haberlo hecho por mí misma. Tuve grandes experiencias, tuve grandes conexiones, conocí mucha gente buena que estaba dispuesta a ayudar, y estoy feliz de haberlo hecho de la manera que lo hice. Podría haber sido más corto, quizás, pero la experiencia que sumé y la gente que conocí… estoy muy feliz de eso”, sostuvo “Oly”.
Entre 2023 y 2025, la carrera de Oliynykova comenzó a despegar. Terminó el 2022 en el puesto 632° del ranking WTA; escaló unos 250 puestos en 2023, y otros 100 puestos en 2024. Este año se destapó: ganó seis títulos, incluidos sus dos primeros títulos WTA 125, y está muy cerca del Top 100 (109°). Durante todo ese proceso, la figura clave, asegura, fue la de su padre.
“Trabajé con otra gente y tuve experiencias muy diferentes. Pero cuando mi padre empezó a guiarme, creo que fue muy bueno porque nadie me conoce como mi padre. Siempre pone mis intereses primero, así que esa es la razón por la que hice mucho progreso con él. Él sabe mucho sobre tenis porque ve mucho, aprende mucho. A menudo, con los coaches el problema es que tienen experiencia en el tour, tienen un certificado y es muy bueno, pero no quieren aprender las cosas nuevas. Mi padre está aprendiendo y viendo todo el tiempo. Creo que conoce el tenis muy bien”, detalló sobre Denys, quien solía acompañarla a todos los torneos, o a casi todos. Hasta agosto de 2024, cuando se sumó al ejército ucraniano como voluntario en la guerra contra Rusia.
“Fue difícil adaptarse al principio, y también es difícil ahora, porque estoy en una situación en la que veo a mi padre una vez cada 6 meses, cuando voy a Ucrania, y es la persona más importante en mi vida. Pero también es muy motivante, porque sé que lo que hizo es lo que creo que hace un verdadero hombre cuando tiene que proteger su país, su gente”, cuenta Oliynykova al respecto. De hecho, asegura que muchas veces, imagina la figura de su padre sentado en su banco. “A veces realmente pienso lo que me diría. Era su sueño verme en torneos grandes, siempre quiso que yo alcanzara mi meta, también era importante para él. Es muy motivador”, subrayó.

Luchando contra esa soledad y el desarraigo, Oliynykova encontró el crecimiento mencionado anteriormente. Un crecimiento que, asegura, consistió más que nada en ajustar detalles. “Ya venía progresando en los últimos años. No siento que haya jugado muy diferente este año; creo que solo ajusté un poco. Son tan pocos cambios que hacen tanta diferencia; quizás no confianza en tí, sino confianza en lo que haces, en los puntos importantes. Quizás aprendí a leer la cancha un poco más, pero no creo que haya jugado muy diferente; solo son esos pequeños detalles que hacen una gran diferencia”, afirmó.
Con una gran variedad de golpes, Oliynykova apunta a “ensuciar” un poco el juego y ser una jugadora difícil de leer. “Ese es mi estilo, trato de cambiar mucho, de ser impredecible. Quiero ser el tipo de oponente que nadie está preparado para enfrentar. Para ser este tipo de jugador, tenes que hacer un poco de lío en cancha”, reconoció la ucraniana, que dice mirar mucho a Jasmine Paolini.
Sus grandes resultados le permitieron llegar por primera vez a los Grand Slam: este año jugó las qualys de Wimbledon y el US Open. “Fue muy lindo. En Wimbledon fue mi primer partido en pasto, y fue muy gracioso. En el US Open vi el estadio y compartí vestuario con jugadoras top. Conocí a Iga Swiatek (número 2 del mundo), y recuerdo que fue muy importante para mí agradecerle por apoyar a Ucrania; fue muy buena, muy dulce, es una gran persona. No puedo esperar a Australia, me dijeron que la organización es la mejor. Además, tienen estos koalas, y todos esos animales australianos”, anticipó, sobre su participación en el Australian Open, el próximo Grand Slam.
Mientras cierra su año con el resto de la gira sudamericana, Oliynykova no se pone presiones a futuro en materia de objetivos. “Trato de no pensarlo demasiado, de no ponerme demasiada presión. Mucha gente espera verme en el Top 100, porque estoy muy cerca, pero tenemos que entender que si bien está cerca, también es mucho, porque son 50 o 60 puntos. No podes estar segura de jugar a un gran nivel en grandes torneos y de que lo lograrás, nada está garantizado. Trato de no pensar demasiado, solo de jugar, mantenerme enfocada; esa es mi meta. Si lo logro estaré contenta, si no lo seguiré intentando”, cerró Olinykova, que lucha en la vida y en la cancha con la misma fiereza, sin perder su carisma, esa que la llevó a generar una gran conexión con el público tucumano.
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