“No fue un error: fue una decisión premeditada”: el enojo de Adrián Uslenghi tras la final

La final entre Tucumán Central y Concepción FC en La Ciudadela dejó mucho más que un campeón. También abrió una grieta enorme sobre el arbitraje y el manejo del torneo. Adrián Uslenghi, entrenador del “Cuervo”, rompió su silencio horas después de la derrota en "Aires de Radio" y describió lo vivido como una situación “premeditada”, cargada de fallos que, según él, no solo condicionaron el partido, sino que “avalaron la corrupción arbitral”.

El técnico evitó hablar en caliente, pero con el correr de las horas la impotencia no se calmó. Sostuvo que lo que ocurrió no responde a un error puntual, sino a una cadena de decisiones que comenzaron antes de que la pelota rodara. Para él, la designación del cuerpo arbitral ya era un mensaje: “el show del miércoles en la Liga”, como lo definió, había anticipado que la final no tendría un desarrollo normal. Recordó antecedentes recientes en cuartos y semifinales y aseguró que colocar nuevamente al mismo grupo en un partido decisivo fue una señal de alerta que, lamentablemente, se confirmó.

El gol anulado a Concepción fue el corazón del reclamo. La jugada avanzó, terminó en la red y recién entonces el asistente levantó la bandera, algo que Uslenghi considera inexplicable si la infracción hubiese sido previa. La situación derivó en una detención extensa del juego, pero el árbitro solo agregó dos minutos, otra decisión que, para el entrenador, expone la falta de criterio. Curiosamente, también reconoció que el segundo tanto de Tucumán Central —finalmente invalidado— era lícito, aunque lo interpretó como parte de una compensación tras la “cagada” anterior que desnaturalizó el desarrollo del encuentro.

Los minutos finales se envenenaron todavía más con burlas, empujones y acusaciones cruzadas. Según Uslenghi, desde el banco rival incitaron a la gente a ingresar por la tribuna de Bolívar para confrontar a sus jugadores, una escena que lo obligó a intervenir para evitar que la situación escalara. Para completar el panorama, remarcó que una infracción de Chicho Flores sobre Barboza, con amarilla previa, merecía expulsión y volvió a remarcar que la integridad del futbolista quedó expuesta.

A pesar de la bronca, el técnico se tomó un momento para evaluar el año deportivo. Valoró el crecimiento del plantel, que pasó de pelear los últimos puestos a jugar una final, y reconoció el compromiso de los jugadores en un proceso que lo obligó a recorrer 150 kilómetros diarios para cada entrenamiento. Sin embargo, el balance general tuvo un cierre amargo: afirmó que hoy tiene “muy pocas ganas” de seguir dirigiendo en el fútbol tucumano si las condiciones estructurales no cambian, porque “no se puede competir contra algo armado de antemano”.

Desde la dirigencia de Concepción, el mensaje fue de respaldo al plantel, con un agasajo confirmado por la campaña realizada. Incluso el legislador Carlos Funez transmitió su decisión de presentar la renuncia al comité de la Liga, un gesto que, para el entrenador, sintetiza la desilusión institucional. Para Uslenghi, el problema excede un partido: se trata de una estructura que —según su mirada— perdió coherencia y quedó expuesta en una definición que, lejos de ser recordada por el fútbol, terminó marcada por sospechas, errores y una sensación de injusticia que aún no se apaga.