
Gustavo Abregú tiene todo acordado para convertirse en refuerzo de la "Gloria" y solo falta el paso formal de la firma para oficializar su llegada. El volante, de 28 años, arribará en condición de libre, una situación que marca también un final sensible en San Martín: el club que lo formó no recibirá compensación alguna por su salida.
La noticia no pasa inadvertida en La Ciudadela. Abregú no es un futbolista más dentro del plantel: hizo todo el camino desde las divisiones juveniles, debutó como profesional y construyó una carrera completa con la camiseta rojiblanca. Tras finalizar su vínculo contractual, decidió cerrar una etapa extensa y buscar un nuevo desafío, dejando atrás años de pertenencia y continuidad en el primer equipo.

Dentro de la cancha, su perfil siempre lo distinguió. No se trata de un mediocampista de choque puro, sino de un jugador con buen criterio para iniciar juego, ordenar al equipo y adaptarse a distintos roles. A lo largo de las últimas temporadas también se desempeñó como defensor en esquemas con línea de tres, una versatilidad que le permitió sostener protagonismo y convertirse en una pieza útil para distintos entrenadores.
Los números respaldan ese recorrido. Superó largamente el centenar de presencias oficiales, fue titular en varios campeonatos y en el último tiempo llegó incluso a portar la cinta de capitán. En 2024 volvió a sumar minutos importantes y conformó sociedades clave en el mediocampo, consolidándose como una de las referencias silenciosas del equipo.

La decisión de marcharse libre tiene que ver con el contexto y con la proyección personal. Con un nuevo ciclo en marcha y un plantel en reordenamiento, Abregú entendió que su lugar podía cambiar y optó por no estirar la incertidumbre. Así, cierra su etapa en San Martín cumpliendo el contrato y abre otra en Instituto, mientras el Santo pierde a un futbolista surgido de casa sin recibir un solo peso a cambio.
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