La salida de Manuel Adorni del Gobierno nacional prevista para diciembre abrió un frente de incertidumbre en el seno del oficialismo. El vocero presidencial, figura clave en la estrategia de comunicación diaria, asumirá una banca en la Legislatura porteña y dejará vacante una estructura sensible para la administración libertaria. La secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, busca asegurar su continuidad e influencia en este sector, que considera estratégico para el manejo de la agenda pública.
En las últimas semanas, Karina mantuvo una extensa reunión con Adorni en la Casa Rosada para analizar el futuro de la Secretaría de Comunicación y Medios, órgano que depende directamente de Presidencia. Si bien el área está dividida entre la vocería, a cargo del propio Adorni, y la parte operativa encabezada por Javier Lanari, buena parte de las decisiones estratégicas pasan también por el asesor Santiago Caputo, responsable del despliegue en redes sociales y del vínculo con cuentas militantes. Con la inminente salida del vocero, se barajan posibles reemplazos, aunque no hay definiciones concretas: Karina quiere que sea alguien de su máxima confianza.
Pese a las versiones que sugerían un posible regreso de Adorni como jefe de Gabinete en 2025, el propio vocero desmintió esa posibilidad y reafirmó su salida. Sin embargo, no se descarta que desde el entorno presidencial intenten retenerlo en alguna función vinculada, especialmente si se considera la alta valoración que tanto Javier Milei como su hermana tienen de su figura. En paralelo, su nombre suena como posible articulador de nuevos esquemas comunicacionales que mantengan el perfil actual del Ejecutivo, especialmente en un año donde la imagen pública seguirá siendo una herramienta central de gestión.