La muerte de Miguel Ángel Russo a los 69 años provocó un impacto profundo en el deporte argentino y mundial. Su legado trascendió camisetas y fronteras, y su partida generó una conmoción pocas veces vista. Desde clubes europeos como Real Madrid, Barcelona, PSG y Chelsea hasta figuras como Gianni Infantino y Alejandro Domínguez, todos expresaron su reconocimiento a un hombre que, más allá de los títulos, dejó una huella de humildad, fortaleza y amor por el fútbol. “Fue un ejemplo de vida y lucha”, escribió el presidente de la FIFA en sus redes, reflejando el sentimiento general.
En Argentina, la despedida tuvo su epicentro en La Bombonera, donde Boca Juniors abrió sus puertas para recibir a familiares, futbolistas, dirigentes y fanáticos. Miles de personas se acercaron para rendir homenaje al entrenador que guió al club a la conquista de la Copa Libertadores 2007. En el hall central del estadio, las coronas, los aplausos y los gestos de respeto marcaron una jornada cargada de emoción. Entre los presentes se destacaron planteles de Rosario Central, San Lorenzo y River Plate, que también enviaron una ofrenda floral con los colores azul y amarillo, un gesto que simbolizó la unidad del fútbol argentino ante la pérdida de uno de sus grandes referentes.
El velatorio se realizó bajo un clima de profundo respeto. La familia de Russo, encabezada por su esposa Mónica e Ignacio, su hijo, recibió el cariño de miles de hinchas y exjugadores. Nacho, actual futbolista de Tigre, permaneció junto a sus seres queridos durante toda la jornada, aunque decidió representar a su equipo en el próximo partido, en lo que definió como “una manera de honrar a mi viejo”. En Rosario, la Lepra también ofreció un minuto de silencio en señal de respeto. Cada rincón del fútbol argentino detuvo su rutina para recordar a un hombre que fue mucho más que un entrenador.
Desde Estados Unidos, donde la Selección Argentina se prepara para los amistosos, Lionel Messi compartió un mensaje sencillo y conmovedor: “QEPD, Miguel. Mis condolencias a su familia y amigos”. El capitán, junto con todo el plantel dirigido por Lionel Scaloni, interrumpió el entrenamiento en Miami para realizar un minuto de silencio. A la distancia, el gesto reflejó la admiración que el ex técnico despertaba incluso entre las figuras más destacadas del fútbol mundial.
El presidente de Rosario Central, Gonzalo Belloso, uno de los amigos más cercanos a Russo, relató los últimos momentos del entrenador con una emotividad que conmovió a todos. “Rezamos el Padre Nuestro, tomó la mano de su esposa y, justo cuando el sol bajó, se fue en paz. Fue un tipo que dio todo para los demás”, contó. Para Belloso, Miguel “murió como un guerrero, con serenidad y rodeado de amor”, y destacó que incluso en sus últimos días seguía preocupado por el presente de Boca, Central y Estudiantes, los clubes que marcaron su vida profesional.
La jornada de despedida dejó postales imborrables: camisetas de distintos equipos mezcladas en el mismo homenaje, hinchas de River llevando flores a La Bombonera y el aplauso cerrado de los presentes cuando el féretro fue retirado del estadio. Más allá de los colores, todos coincidieron en que Russo representó los valores más nobles del deporte: respeto, trabajo y pasión. Su adiós no fue solo el final de una carrera, sino la celebración de una vida dedicada al fútbol. Miguel Ángel Russo se fue como vivió: de pie, con humildad y rodeado del cariño de todo un país.
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