
Noticias Argentinas difundió que un equipo de investigadores australianos descubrió cómo la lactancia materna reestructura el sistema inmunitario y brinda una protección duradera contra el cáncer de mama, especialmente frente a los tipos más agresivos, como el triple negativo.
El trabajo, publicado en la revista científica Nature, ofrece una explicación biológica al efecto protector de la maternidad y demuestra que este impacto puede perdurar durante décadas en el organismo femenino. El estudio fue liderado por el Centro Oncológico Peter MacCallum (Peter Mac), de Australia, que difundió los resultados en un comunicado.
Según la profesora Sherene Loi, autora principal de la investigación, las mujeres que han amamantado desarrollan células inmunitarias más especializadas —denominadas células T CD8⁺— que permanecen en el tejido mamario durante muchos años después del parto. Estas células actúan como guardianes locales, preparados para atacar células anormales que podrían transformarse en tumores malignos.
Loi explicó que esta protección probablemente evolucionó como un mecanismo de defensa para las madres durante el período posparto, una etapa especialmente vulnerable, y que hoy también contribuye a reducir el riesgo de cáncer de mama, en particular del tipo triple negativo, uno de los más difíciles de tratar.
La investigadora detalló que completar un ciclo completo de embarazo, lactancia y recuperación mamaria provoca la acumulación de estas células T en el tejido de la mama. Su efecto protector fue confirmado en experimentos preclínicos: los modelos con ese historial reproductivo lograron ralentizar o incluso detener el crecimiento tumoral, siempre y cuando las células T estuvieran presentes.
Los resultados también fueron respaldados por datos de más de mil pacientes con cáncer de mama. Las mujeres que habían amamantado presentaron tumores con una mayor cantidad de estas células T protectoras y mejores tasas de supervivencia tras el diagnóstico.
Hasta ahora se creía que los cambios hormonales asociados al embarazo eran el principal factor de protección frente al cáncer de mama. Sin embargo, esta investigación apunta a los cambios inmunológicos en el tejido mamario como el elemento clave, lo que podría abrir el camino hacia nuevas estrategias de prevención y tratamiento.
El cáncer de mama es el segundo tipo de cáncer más diagnosticado en Australia y el más común entre las mujeres, con un promedio de 58 nuevos casos por día. Además, la incidencia ha ido en aumento entre mujeres más jóvenes, según precisó el comunicado del Peter Mac.