
El huracán Melissa ha sido declarado como categoría 5 por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC), a medida que se desplaza lentamente sobre el Caribe rumbo a Jamaica, lo que eleva la amenaza de destrucción. Según varios informes meteorológicos, los vientos sostenidos ya se acercan a los 260 km/h, mientras que las precipitaciones podrían alcanzar valores superiores al metro en algunos puntos insulares.
Las autoridades locales, incluyendo al ministro del Gobierno Local de Jamaica, Desmond McKenzie, declararon que se trata de una “apuesta que no se puede ganar”, instando a la población a evacuar zonas costeras y de alto riesgo. Se han abierto refugios y se cerraron los puertos y aeropuertos internacionales de Kingston ante la inminente llegada de la tormenta.
El hecho de que Melissa se mueva muy lentamente —a apenas unos kilómetros por hora— agrava su impacto: más tiempo sobre una región implica mayor acumulación de lluvia, mayor riesgo de deslizamientos y una mayor exposición al oleaje extremo. Se pronostican marejadas de hasta cuatro metros y un mar altamente agitado que podría arrasar las zonas litorales del sur de Jamaica.
El Caribe ya ha comenzado a sufrir los efectos del huracán: al menos cuatro personas fallecieron —tres en Haití y una en República Dominicana— y se teme que en Jamaica la cifra de víctimas y los daños a infraestructuras sea mucho mayor. Las oficinas de emergencias del país trabajan contra reloj para preparar a la población.