Noticias Argentinas difundió que la enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte en el mundo. De manera combinada, las condiciones que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos —como el infarto agudo de miocardio, el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardíaca— provocan la muerte de 18 millones de personas cada año. La mayoría de estos fallecimientos ocurren en países de ingresos bajos y medios.
Se estima que el 80% de las muertes prematuras por ECV se pueden prevenir con pequeños cambios en el estilo de vida, como una alimentación equilibrada, actividad física regular y control del estrés. Adoptando estos hábitos, es posible cuidar mejor el corazón y reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, afirma la Dra. Valeria El Haj.
Alimentación sana y completa: Es fundamental llevar una dieta equilibrada, consumir alimentos ricos en Omega 3 (como los pescados), controlar el consumo de grasas animales para mantener bajos los niveles de colesterol, reducir la ingesta de sal (sodio) y limitar el consumo de alcohol.
Actividad física: El ejercicio físico ofrece múltiples beneficios para la salud cardiovascular. Contribuye a mejorar factores de riesgo y la función del endotelio, lo que disminuye la probabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas y reduce la mortalidad. Se ha demostrado que las personas físicamente activas presentan menores niveles de presión arterial, mayor sensibilidad a la insulina y un perfil lipídico más favorable. Además, la actividad física tiene efectos positivos sobre el corazón: mejora su función, reduce la frecuencia cardíaca en reposo y disminuye el riesgo de arritmias, generando cambios conocidos como “corazón de atleta”. Incluso 15 minutos de ejercicio diario pueden reducir en un 14% la tasa de mortalidad por cualquier causa.
Abandono del tabaquismo: Evitar el consumo de tabaco es clave para prevenir un infarto de miocardio. Las personas fumadoras tienen más riesgo de presentar episodios cardiovasculares agudos a edades más tempranas que quienes no fuman.
Estos pilares básicos ayudan a reducir los riesgos cardiovasculares, mantener los valores de presión arterial en rangos normales, disminuir el perímetro abdominal, mantener bajo el colesterol LDL (conocido como “malo”) y aumentar el colesterol HDL (el “bueno”).
Además de la prevención, es fundamental saber cómo actuar ante una emergencia cardiovascular. En este sentido, la Dra. El Haj destaca que la cadena de vida es una secuencia de acciones que aumentan significativamente las chances de supervivencia ante un paro cardíaco. Esta cadena comienza con el reconocimiento de los síntomas y la activación del sistema de emergencias, continúa con maniobras de RCP de alta calidad, sigue con la desfibrilación temprana mediante el uso de un Desfibrilador Externo Automático (DEA) y finaliza con la atención médica avanzada.
Seguridad primero: Asegurate de que no corrés peligro. Colocá a la persona en el suelo, boca arriba, y verificá que no haya obstrucción de la vía aérea.
Posicionamiento: Arrodillate perpendicularmente al pecho de la persona. Colocá la base de una mano en el centro del pecho (sobre el esternón) y la otra mano encima de la primera.
Compresiones: Con los brazos extendidos y los hombros sobre las manos, realizá compresiones firmes de unos 5 cm de profundidad a un ritmo de 100 por minuto. Dejá que el tórax se eleve completamente entre compresiones. Si hay un DEA disponible, usalo cuanto antes.
Continuidad: No interrumpas las compresiones hasta que llegue el servicio médico o la persona recupere el pulso o la conciencia.
Maniobra de Heimlich: qué hacer en caso de atragantamiento
En casos de atragantamiento en personas adultas, saber cómo actuar puede marcar la diferencia. Cuando una persona no puede respirar, hablar ni toser, es esencial actuar rápidamente para evitar consecuencias graves.
Ubicate detrás de la persona y rodeá su abdomen con ambos brazos.
Cerrá un puño y colocá la base del mismo justo por encima del ombligo (en la zona del epigastrio).
Sujetá el puño con la otra mano y realizá movimientos firmes y rápidos hacia adentro y hacia arriba, como si intentaras levantar a la persona.
Repetí las compresiones hasta que el objeto sea expulsado y la persona pueda volver a respirar.
Si aún pasa algo de aire, intentá toser con fuerza para expulsar el objeto.
Si no lo lográs, presioná firmemente tu abdomen contra un objeto fijo y resistente (como el respaldo de una silla, una mesa o una mesada), justo por encima del ombligo.
Realizá empujones repetidos hacia adentro y hacia arriba.
Si perdés el conocimiento, debés recostarte en el suelo y comenzar RCP, si es posible, mientras llega el servicio de emergencias.
La Dra. Débora Vizcaíno remarca la importancia de contar con estos conocimientos: saber cómo actuar ante una emergencia cardíaca o un atragantamiento puede salvar una vida. Maniobras simples realizadas a tiempo pueden marcar la diferencia. Conocer la técnica correcta, mantener la calma y activar la cadena de supervivencia son pasos fundamentales. Se trata de una responsabilidad compartida: cada uno de nosotros puede hacer la diferencia en esos segundos que resultan decisivos.