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SALUD FEMENINA/ LONGEVIDAD Y CALIDAD DE VIDA

Las mujeres viven hasta un tercio de su vida en menopausia

Especialistas señalan que el aumento de la expectativa de vida transformó la mirada sobre la menopausia: hoy se la aborda como una etapa clave para la prevención, el bienestar y el acompañamiento integral de la salud de la mujer.

PorTendencia de noticias
14 dic, 2025 08:30 p. m. Actualizado: 14 dic, 2025 08:30 p. m. AR
Las mujeres viven hasta un tercio de su vida en menopausia

Noticias Argentinas difundió que la menopausia se define como la ausencia permanente de menstruación durante 12 meses consecutivos. Cada mujer la transita de manera diferente, ya que la genética, el estilo de vida, la alimentación, el ejercicio, el apoyo social y la salud psicoemocional previa influyen de forma significativa tanto en la aparición de los síntomas como en su intensidad.



Sofocos, ansiedad, depresión, irritabilidad, alteraciones del sueño, cansancio, disminución del deseo sexual y cambios emocionales son algunos de los síntomas más frecuentes que pueden presentarse durante esta etapa. Durante muchos años, la menopausia fue un tema silenciado y atravesado por el tabú.



Durante gran parte del siglo XX, la menopausia solía ocurrir entre los 45 y 50 años, pero la expectativa de vida femenina era considerablemente menor que la actual.


Muchas mujeres vivían sólo algunos años después de su última menstruación, por lo que no existía una discusión sobre tratamientos orientados a mejorar la calidad de vida: se asumía que los síntomas debían soportarse.



Hoy el escenario es muy distinto. Llegar a los 80 o 90 años es cada vez más frecuente y esto modificó profundamente la mirada médica y social. Actualmente se busca que las mujeres atraviesen la menopausia con salud, bienestar y acompañamiento profesional, ya que pueden vivir varias décadas después de esta transición.



Desde el Departamento de Endocrinología Ginecológica de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM) explican que el enfoque cambió y que la transición a la menopausia debe entenderse como una oportunidad para abordar otros aspectos del cuidado integral de la salud femenina, tanto en prevención como en tratamiento.



Los especialistas señalan que observar los cambios, comprenderlos y aceptarlos constituye el primer paso para transitarlos mejor. Subrayan además que hoy existen tratamientos eficaces para la mayoría de los síntomas y que el aumento de la longevidad hace que las mujeres vivan aproximadamente un tercio de su vida después de la menopausia. Por eso, destacan la importancia de un abordaje integral que incluya cambios en el estilo de vida, en la alimentación y en la actividad física, junto con las opciones terapéuticas disponibles, para mejorar la calidad de vida.



Síntomas más comunes de la menopausia



Entre los síntomas más relevantes se encuentran los vasomotores, como los sofocos, los cambios anímicos —ansiedad, depresión e irritabilidad—, la neblina mental, la disminución del deseo sexual, la sequedad vaginal, las infecciones urinarias y la pérdida de colágeno en la piel.



También son frecuentes las alteraciones del sueño, muchas veces exacerbadas por los sofocos nocturnos, y la pérdida de energía, con una sensación persistente de cansancio incluso sin cambios en las actividades habituales.



El síntoma que más suele motivar la consulta médica son los sofocos, ya que, según su intensidad y frecuencia, afectan de manera significativa la calidad de vida y alteran el descanso. Otro síntoma frecuente, aunque subdiagnosticado por falta de consulta espontánea, es la sequedad vaginal, que puede generar molestias en las relaciones sexuales, infecciones urinarias e incluso incontinencia.



El dolor durante las relaciones sexuales es altamente prevalente y, aunque no siempre aparece de manera precoz, puede acompañar a la mujer durante todo el climaterio. La consulta temprana y el asesoramiento profesional permiten abordarlo de manera efectiva. En etapas iniciales pueden ser útiles los lubricantes e hidratantes vaginales a base de ácido hialurónico, aunque en muchos casos resultan insuficientes con el tiempo. El tratamiento hormonal local con estrógenos o prasterona, en cremas u óvulos, puede utilizarse de forma segura y suele ser muy efectivo.



Deseo sexual y menopausia



Durante la menopausia disminuyen los niveles de estrógeno y testosterona, hormonas que influyen directamente en el deseo sexual. Esta caída hormonal puede provocar sequedad vaginal, molestias durante las relaciones y una menor respuesta sexual. Además, la reducción de estrógenos suele alterar el sueño, empeorar la respuesta al estrés, disminuir la energía y generar cambios en la imagen corporal. A esto se suma la labilidad emocional, con mayor vulnerabilidad, angustia o llanto fácil, factores que también influyen en la libido.



No en todas las mujeres disminuye el deseo sexual, pero sí se produce una transformación del mismo. Se deja atrás la etapa de fertilidad biológica y se ingresa en un período de la vida que invita a valorar y descubrir nuevas formas de disfrute.



Los especialistas destacan que la intimidad también depende del vínculo y del diálogo. Una relación basada en el afecto y la comunicación favorece la construcción de experiencias placenteras más allá de los cambios hormonales. Redescubrir el deseo y resignificar la sexualidad en esta etapa es parte del proceso.



En este punto, se recomienda la evaluación y el acompañamiento por profesionales capacitados, que pueden incluir:

  • Uso de lubricantes e hidratantes vaginales para aliviar la sequedad.

  • Terapias hormonales, según indicación médica, para mejorar sofocos, sueño, energía, lubricación y respuesta sexual.

  • Tratamiento local de la atrofia vulvovaginal mediante cremas, geles u óvulos.

  • Testosterona en gel transdérmico, en dosis bajas y en casos seleccionados.

  • Acompañamiento psicológico o sexológico para abordar estrés, dolor, ansiedad o temores.

  • Hábitos saludables, como descanso adecuado, actividad física regular, reducción del consumo de alcohol y cesación tabáquica.

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